Los ojos de Jin se abrieron de par en par.
"¿Qué significa esto...?"
El Murakan de la imagen de la esfera estaba diciendo algo que el Murakan que Jin "conocía" nunca diría.
Se hizo el silencio.
Los ojos de Sarah revoloteaban mientras miraba fijamente a Murakan. Pronto, sus ojos se llenaron de un débil destello de vida, y el rostro de Murakan permaneció inexpresivo.
-'Debemos renunciar a Temar'... He oído historias de que vas por ahí diciendo cosas así.
-Lo he oído de los Ejecutores. Fadler dijo algo parecido.
¡Tsk!
Se interrumpió Sarah, escupiendo una bocanada de sangre-.
-Creí que había un malentendido, que no te conocían mejor que yo, o que estaban todos tan cansados de la última pelea que supusieron a decir que tu hablabas estupideces...
Sarah se acercó a Murakan y lo agarró por el cuello.
-Bueno, ahora mismo lo estoy escuchando con mis propios oídos. Dices que debemos matar a Temar. ¿Hablas en serio? ¿Dices que debemos deshacernos de Temar? ¡Eres el dragón guardián de Temar! ¿Por qué sigues diciendo eso?
-Sarah.
-Respóndeme, Murakan.
-Mira a tu alrededor.
A esas palabras, Sarah giró su cabeza.
Había cadáveres por todas partes. Dos hombres acababan de luchar a muerte. Los restos mutilados estaban sembrados con los emblemas de Runcandel, la espada negra y el dragón de Zipple.
-Más del cinco por ciento de los magos muertos fueron asesinados por Temar. Sin él y nuestros refuerzos, habría sido una batalla difícil. Tal vez la batalla habría sido ganada por los Zipple.
-¿Qué estás tratando de decir?
-Llegué al campo de batalla antes que tú, lo que significa que, a diferencia de ti, vi luchar a Temar. No sólo mató a los magos de Zipple. Sino también…
-¿Estás diciendo que también mató a nuestros caballeros...?
Murakan asintió lentamente.
-Sarah aflojó el agarre de su cuello y volvió a mirar a su alrededor para evaluar el estado de los caídos.
Observó las heridas y mutilaciones, y pronto se dio cuenta de que algunos de ellos eran aliados.
No, la mayoría de ellos, se dio cuenta, que habían caído ante la espada de Temar. Su espada estaba obligada a dejar una marca.
-Sarah, se está volviendo loco. Temar... ya no es el hombre que conocíamos.
Después de un largo silencio, Murakan habló.
-No, Temar no está loco....
-No mires hacia otro lado. Tú también ya lo sabías.
-¡Mentira!
-¿Cuánto tiempo crees que puedes engañarte a ti misma? No quieres enfrentar la verdad. Yo tampoco. Pero viste a Temar cortar a un aliado en nuestra última batalla. Trató de cortar a Fadler, pero su mente lo atrapó y se detuvo en seco.
-Él solo estaba cansado. Fue sólo un lapsus momentáneo de cordura en la feroz lucha de ese día...
-¿Seguirás dando la espalda a los caballeros muertos?
Sarah negó con la cabeza.
-Temar debe de tener algo que ver con sus muertes, Murakan ¿Debe de haber una razón?
-Sé mejor que nadie que esto es difícil de aceptar. Pero debemos ver la verdad, por su propio bien.
-¡La verdad!
Sarah gritó. Sonaba como si fuera impulsada por el mal, pero era un sollozo.
-La verdad es que Temar sigue siendo el hombre que conocemos, Murakan, él los mató por una razón.
-Sarah.
-Deben haber sido caballeros convertidos en marionetas por la magia de los Zipple. Sabes cómo manipulan la mente humana. Debemos de confiar en Temar.
-¿Realmente lo crees?
-Tal vez ellos eran espías. Definitivamente eran espías por eso mismo Temar los mató....
-¡Mató......!
Murakan abofeteó a Sarah en la mejilla.
Los ojos desenfocados de Sarah miraron fijamente al cielo.
-No blasfemes de los caballeros muertos. Murieron por Runcandel, por Temar, por ti y por los demás, luchando para evitar que el mundo siguiera el camino de los Zipple. ¿Cómo te atreves tú, un caballero adolescente, a deshonrarlos?
Sarah tenía los ojos húmedos.
Las lágrimas corrían por sus mejillas. Se arrepintió de sus palabras, pero no podía retractarse de lo que había dicho.
Temblorosa, se puso en pie y abrazó los cuerpos de sus aliados en el suelo. Parecía no encontrar sentido a su confusión.
Murakan la miró fijamente durante un largo rato y luego la retuvo.
-Tú...... lo sabes, ¿Verdad? ¿El por qué se está volviendo loco? Dímelo.
¡Zizizik-!
¡Zizi Zizi......!
El orbe cristalino que mostraba el vídeo se distorsionó. Al mismo tiempo, la pantalla se desenfocaba y se agudizaba rápidamente.
No podía mirarlos a los dos de frente, y el sonido empezó a amortiguarse.
"No otra vez......."
Ya le había pasado en la primera tumba.
No era inesperado; el espacio estaba destruido, así que debía de haber algún problema con el dispositivo de grabación.
No había nada que hacer salvo esperar a que la esfera volviera a la normalidad.
'Los Orbes de reiki de la primera tumba, y los dispositivos de grabación colocados en ambas tumbas. Ninguno de ellos se siente completo'.
Mirar los dispositivos de grabación era como mirar un antiguo reloj roto.
Se supone que muestra lo que ocurrió hace mil años, pero sigue sonando en momentos cruciales.
'Según la grabadora, Murakan pensaba que Temar estaba loco e intentó matarlo, lo que podría explicar por qué Lord Silderei hablaba de él con tanta aversión'.
Tal vez debería ver a Misha lo antes posible. Ella podría saber algo sobre el dispositivo de grabación.
¡Y así, sin más!
La imagen del orbe cristalino de color cenizo se aclaró de nuevo.
Pero esta vez, como en la primera tumba, la perspectiva había cambiado.
Murakan y Sarah ya no estaban en el campo de batalla sembrado de cráneos de Runcandel y Zipple, sino en un paisaje devastado e infestado de demonios.
'El Mar Negro'.
Lo reconocí en cuanto lo vi. Sólo había una tierra en el mundo que pareciera tan oscura y desolada, eso era el Mar Negro.
Pero había algo extraño en él.
'¿Por qué hay una torre en el Mar Negro...?'
Mientras que el Mar Negro era claramente visible, una torre se alzaba en la distancia desde donde Murakan, Sarah y Fadler estaban juntos. Era una torre que hoy no existe en el Mar Negro.
-Así que realmente hay una torre...... y el Señor está allí.
Dijeron Murakan, Sarah y Fadler.
Los tres permanecieron en silencio durante un largo rato mientras contemplaban la lejana torre. De lo alto de aquella se elevaba una corriente constante de humo negro abrasador, que no era otra cosa más que el reiki.
A primera vista, no era nada auspicioso. La energía espiritual que emanaba de aquel humo parecía albergar un aura maligna.
Ha....
Fadler dejó escapar un profundo suspiro.
-Murakan, ¿Me estás diciendo que éste es el único camino?
Cuando Murakan no respondió, Fadler continuó.
-Sinceramente, no estoy seguro.
-Temar está debilitado. Puedo encargarme de él yo solo.
-Pero a decir verdad, no sé si esto sea lo correcto. Matar a Temar con nuestras propias manos es demasiado duro. Para él, y para nosotros.
-Podrías callarte, Fadler. ¿Crees que querría matarlo, así como así? No hay palabras que puedan describir el horror de todo esto. Yo también siento dolor.
Los ojos de Murakan brillaron con sangre mientras miraba a Fadler.
-En mis dos mil años de vida, nunca ha habido un día más terrible que hoy. ¿Te imaginas lo que es ser un dragón guardián y tener que matar a tu propio contratista? Ni siquiera soy capaz de calmar este dolor como ustedes, los humanos. En mi mente, después de matarlo, me mataré yo mismo.
Murakan apretó los dientes y dejó de hablar.
El suelo del Mar Negro sobre el que estaban temblaba. El aura oscura que emanaba de la torre pesaba sobre la zona.
No había ni un solo demonio a la vista. Todos habían huido, como lo hacen instintivamente los animales ante el desastre.
-Murakan. Mira esto.
Dijo Sarah. Pero Murakan no voltio la cabeza a su dirección.
-Si yo estuviera en tu situación, Temar, no. Tu hermano... nunca te habría abandonado.
-Lo sé.
-Finges preocuparte por tu hermano, pero tú, tu gente, hacen lo que es mejor para ustedes. Y maldita sea, no tenemos más remedio que seguirle la corriente.
Sarah comenzó a alejarse.
Los dos hombres la siguieron. Sus pasos resonaban en la oscuridad del Mar Negro.
Cuanto más se acercaban a la torre, más negro se volvía el paisaje. La energía de la torre era más venenosa que cualquier otra cosa del Mar Negro.
Cuando llegaron a la entrada, los tres tuvieron que usar sus escudos con todas sus fuerzas. Murakan se transformó en su verdadera forma y liberó su aura.
Dentro había un hueco enorme. Había una escalera de forma de caracol en el centro, y el grupo no intercambió ni una palabra de diálogo mientras la subían.
Llegaron a lo alto de la torre.
El grupo pudo ver a Temar de pie en medio de ella.
Todo el cuerpo de Temar estaba cubierto de manchas negras, como si tuviera una plaga. No se movió cuando los vio llegar.
-Hermano. Dijo Sarah
Temar no dijo nada.
-Noso... He venido, hermano. ¿Qué haces aquí, solo en este lugar?
Sara tuvo las esperanzas de que le respondiera, pero Temar no reaccionó.
Esperanza de que tal vez su hermano, al que tanto amaba, no estuviera loco, de que tal vez, sólo tal vez, ahora pudieran darle la vuelta a todo.
-[Sarah.......]
Sarah abrió los ojos y asintió.
-Sí, soy yo, Sarah, ¿Me reconoces? ¿Eh?
-[Ven aquí... acércate.... Hace frío...]
Sarah sonrió ampliamente y empezó a caminar hacia Temar.
Murakan la agarró del hombro.
-No te acerques más.
-[Suéltala.]
-Te atacará si le das distancia.
-Suéltame.
-Maldita sea, Sarah. Por favor, escúchame. ¡Mira como esas energías espirituales se están arremolinados cerca de Temar! ¿No ves las protuberancias como cuchillas se están formando para apuñalarte?
Fadler cerró los ojos con fuerza.
Había reconocido la memorización de la Técnica de Energía Espiritual que Temar había formado desde que lo vio por primera vez.
Así que tuvo que admitirlo.
-Temar estaba loco.
El Temar que él conocía no se defendería si su único hermano lo apuñalaba por la espalda.
Y ahora estaba tratando de engañar a Sarah para matarla.
¡Twack!
Fadler desenvainó su espada. La hoja manchada de rayos se deslizó fuera de su funda e iluminó la habitación.
-Fadler Runcandel, Caballero Negro Adolescente. He sido honrado por mi señor con el nombre de Runcandel, y ahora me disculparé, hasta la muerte, por haberlo atacado.
Entonces, una sonrisa grotesca se dibujó en el rostro de Temar.
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