"¡Jin!"
"Maestro, ¿Estás bien?"
Sus compañeros corrieron a su lado.
Jin le entregó la espada rota y el orbe de reiki a Jet y sonrió amargamente.
"Sí, estoy bien".
Whoosh.......
El reiki se reunió en la palma de la mano de Jin, y pronto se convirtió en una flor de armonía. Cuando la bajó al suelo y se inclinó, sus compañeros hicieron lo mismo.
A Murakan y Quikantel les costaba contener sus emociones.
"Descansa en paz, Lord Sarah".
Olmango seguía de pie sobre el mar, esperándolos.
Olmango invocó sus poderes para crear una escalera intangible, y el grupo volvió hacia donde el estaba.
[Oh, ¿Quién era el amigo que estaba dentro? Jin Runcandel].
Cuando llegaron a la playa, Olmango preguntó.
"Era Lord Sarah Runcandel".
[Sarah, Sarah Runcandel...]
Olmango repitió el nombre varias veces.
Pero al cabo de un rato, Olmango no pudo recordar nada de ella.
[Siento nostalgia y pena por ella, pero extrañamente, no puedo recordar nada de Sarah Runcandel... Tal vez sea porque Zipple la borró de la historia].
"¿Estás seguro de que no conocías a Sarah, Dios Almeja?".
Olmango asintió ante la pregunta de Murakan.
[Sí, la conociera, de lo contrario no tendría el corazón tan roto].
"Bueno, si los Zipple le borraron completamente de la historia. ¿No debería tampoco estar en los recuerdos de Murakan y Quikantel?".
Dijo Alysa.
[Si su manipulación de la historia fuera perfecta, tú y yo nunca nos habríamos conocido. Tampoco habría sido posible que mis poderes volvieran a ocultar la segunda tumba de Temar].
Murakan y Quikantel asintieron.
"Tienes razón. Borrar de la historia a los enemigos derrotados es algo que siempre se ha hecho, pero tiene sus límites, por eso Runcandel pudo mantener su reputación intacta, borrándose únicamente el hecho de que eran una familia de espadachines mágicos".
Fue la misma razón por la que el grimorio de Chen Mi, permaneció en el mundo, y por la que el grimorio de Shuziel Hister y el de Valeria sobrevivieron.
"Pero llámalo imperfecto... Yo también tuve dificultades para recordar a Silderei y Sarah hasta que me encontré con los Guardianes de la Tumba, lo que significa que mis recuerdos están afectados por su magia hasta cierto punto".
"Mierda, esta tontería es difícil de seguir a primera vista. Borrar la historia, ¿Es realmente algo que pueda hacer la magia? No es como si fueras un dios..."
Dijo Murakan.
"Este es un gran y peligroso poder que ningún humano debería tener. Debemos luchar contra los que tienen tal poder".
Hubo un momento de silencio ante la explicación de Quikantel.
'El espectador'.
Sarah la había llamado así, pero a diferencia de hace mil años, ahora Quikantel luchaba por Jin.
Significaba que su dios, Oltah, no se negaba a permitirle participar en la lucha de los Abanderados.
Aunque no le dieron una explicación detallada.
Todos comprendían la culpa que Quikantel sentía por Sarah. Como dragón guardián, no podía tener "libre albedrío total" como un humano.
Tenía que seguir las decisiones de su dios, por mucho que le disgustaran, y podía hacer sacrificios ciegos por su contratista en cualquier momento.
Eso era un dragón guardián.
'Pero Murakan había intentado matar a Temar'.
No podía imaginar lo doloroso que debe haber sido para Murakan.
"Chico."
"Huh."
"¿Qué has visto esta vez en la grabadora? Cuéntamelo".
Entonces Jin miró a Olmango y a sus compañeros.
Pensó en Murakan.
"Todos, por favor,apartense un momento".
Justo cuando Olmango y sus compañeros estaban a punto de apartarse, Murakan hizo un gesto con la mano.
"Estos son tus colegas, chico. Debes de haber visto algo malo en mí, pero no hay necesidad de ocultarlo. Dímelo, sea lo que sea".
[Hmm... ¿Me quieres fuera de esto?]
Olmango frunció el ceño, y Murakan se río mientras le daba una palmada en el hombro.
"Tú también deberías escuchar. Es una pena que Solderet no me dijera ni una palabra, pero de todas formas parece que eras muy amigo de mis antiguos compañeros, y hasta ahora has hecho un buen trabajo ocultando la segunda tumba de Temar."
Jin asintió.
"Lo que vi fue que intentabas matar a Temar".
Al oír eso, todos sus compañeros se quedaron boquiabiertos. Murakan y Quikantel permanecieron en silencio.
Mientras Jin empezaba a describir las imágenes en detalle, sus caras cambiaban de vez en cuando al escuchar el emocionante y triste relato del pasado.
Cuando terminó, Murakan suspiró.
"...Temar. Al parecer me apuñalaron en el corazón mientras luchaba contra un desconocido y caí en un largo sueño, pero...".
Como era de esperar, Murakan no recordaba nada del "Pariente de Kinzello". Ni siquiera recordaba haber viajado a la torre con Sarah y Fadler aquel día.
"No sé de qué se trata sobre esa extraña criatura y la torre en el Mar Negro, que yo recuerde, Temar nunca ha sido tan débil".
Lo que más desconcertaba a Murakan era cómo Temar había sido sometido con tanta facilidad.
"¿Quieres decir, que yo ya me había encontrado con Kinzello, hace mil años...? Creía que sólo era un demonio que había salido de alguna parte, pero debe tener alguna conexión conmigo".
Sorprendentemente, Murakan no estaba demasiado confundido. Había llegado a aceptar que su memoria era defectuosa.
Sobre todo, desde que Solderet había dejado un dispositivo de grabación.
"Mi maldito dios dejó un dispositivo de grabación porque sabía que existía la posibilidad de que mi memoria fallara. No, debía de estar seguro. Si vuelvo sobre mis pasos, uno por uno, podré enfrentarme a la verdad de aquellos días".
"Pero, Murakan".
Dijo Quikantel.
"La parte de la explicación en la que Kinzello dice sobre, lo de los huérfanos...".
"Tipo afortunado, que intenta hacer el bien por los pobres huérfanos. ¿Eso?"
"Sí. Esa expresión, ¿No te suena de algo?"
"Bueno, no estoy seguro, pero suena como algo que un ser humano de clase baja le diría a un debilucho relativamente".
"Me suena extrañamente familiar".
"No es la primera vez que oigo a un grupo de demonios hablar con frases interminables, así que no es para tanto, pero si te molesta, averígualo. ¿Hay algún demonio activo ahora? He oído que la hermana mayor del chico solía pelear con uno".
El "colgante" que Luna le había dado a Jin como regalo de cumpleaños durante su estadía en el Castillo de la Tormenta, pertenecía originalmente al Rey Demonio Orgal, y era el botín de su matanza de un demonio.
Murakan tomó el orbe de reiki de Jet.
"Hmm, de verdad. Por mucho que lo odie, no puedo esperar a conocer a Misha. Tendré que preguntarle para qué es este orbe, y si sabe algo del video que viste. Todavía tienes algo de tiempo libre, ¿Verdad?".
"Alrededor de una semana."
"Muy bien, entonces pongámonos en marcha. No tenemos tiempo para descansar tenemos que pasar por Pikon y darle este pedazo de la espada de Sarah, ah y oye, Dios Almeja. Gracias..."
[Huh, ¿Por qué?]
"Por proteger su tumba".
Murakan se rascó la cabeza en señal de agradecimiento, y Olmango se encogió de hombros.
[No importa, es un favor que Solderet me confió, y haría lo que fuera necesario para cumplirlo].
"Aun así, no debe de haber sido fácil, y quién sabe en qué clase de problemas se meterían si los hubiera descubierto los Zipple".
Olmango se aclaró la garganta y asintió.
[Es cierto, fue un trabajo duro. Si estás tan agradecido, ¿Puedo pedirte un favor?].
"Dímelo".
Olmango volvió a mirar a Jin y a sus compañeros.
[Galletas...]
"¿Qué?"
[Bueno, ¿Podrías traerme más galletas Ritra? En serio, son realmente increíbles...]
"Oh, estás loco. Eres un dios, y te sientas a comer unas galletas, No creo que ni yo, ni nadie piense que eres un semidiós si actúas así, y además puedes caminar sobre el agua, y puedes manejar esas enormes almejas. Muestra algo de clase, hombre".
[Guh... Deberías probar en vivir en una base donde solo hay pescados y mariscos si no estás de acuerdo, ¡Eres tan malo!].
"Me aseguraré de enviar a alguien a traerte galletas con regularidad a partir de ahora, Olmango".
A Olmango le brillaron los ojos.
[¿En serio?]
"Por supuesto”.
[Dios mío, no puedo dejar de agradecértelo lo suficiente. Ahora mi contratista, Jogaby también disfrutará de esas galletas, ya me había estado autocompadeciendo por él, ya que me comí casi toda la cesta antes de darme cuenta].
Jin sonrió y miró a Olmango a los ojos.
"Por cierto, Olmango".
[¿Huh?]
"¿Sabes quién tiene la llave de la tercera tumba de Temar?"
* * *
Jin y Murakan pasaron por Pikon, le entregaron la espada rota de Sarah, no tenía nada más que añadir sobre lo que Jin había visto en la segunda tumba y fueron directo hacia Misha.
"Enséñeme su identificación".
Dijo la bien vestida asistente con rostro inexpresivo.
Los dos habían quedado con Misha en una taberna de lujo del reino de Mila.
Se llamaba Tavern, y era un lugar extraño, un establecimiento estrictamente basado en la membresía, donde ni siquiera se podía entrar sin la recomendación de un miembro existente.
Ni siquiera se permitía la entrada a la realeza.
A los miembros de potencias mundiales como Runcandel, Zipple y Vermont se les concedía la entrada incondicional previa presentación de un emblema o sigilo familiar, pero Jin y Murakan estaban disfrazados en ese momento.
"Venimos a ver a Grace Shields".
En su lugar, dijeron el nombre de la dueña, un nombre que muy pocos de los miembros conocían.
La actitud de la camarera cambió al instante.
"Son los invitados del dueño, sentimos la descortesía, por favor síganme voy a llevarlos dentro".
La camarera les condujo inmediatamente a una habitación secreta y volvió a su puesto. Dentro, una mujer de pelo oscuro estaba sentada, sorbiendo una taza de té.
"Ha pasado mucho tiempo, Jin. ¿Cómo estás?".
Grace Shields, ese era el alias de Misha. Era la dueña de la taberna, el Tavern. Era uno de sus muchos escondites.
"Estoy bien, gracias a ti, Misha. No te veía desde la Batalla del Oeste, y me disculpo por no haberte visitado antes".
"Si hubieras venido a darme las gracias por no trabajar, te habría dado una buena paliza".
"Bueno, has perdido los estribos o qué, ya estaba a punto de rendirme si no estabas aquí. ¿Cuántos escondites hay?" Dijo, Murakan.
El rostro de Murakan estaba demacrado por los dos días que había pasado buscando en los escondites que ella le había señalado, y los veintitantos de portales que había atravesado.
"En cuanto llegaras aquí, dije que estarías suplicando a que te golpeé."
"Tú, ¿Qué?".
"Ven aquí, te giraré la mandíbula seis veces".
Puff, puff, pam, plock, splash.
Tras algunos saludos bruscos, Jin le enseño los dos orbes de Reiki.
"Kuhek, khhhh."
Un hilillo de sangre brotó de la comisura de los labios de Murakan. Misha, que la había estado sujetando por el cuello, apartó a Murakan y fijó su mirada en los orbes.
"¿De dónde has sacado esto?"
"Visité las tumbas de Temar".
"Háblame de ello..."
Desde el día en que conoció a Pikon hasta este momento en que encontró a Olmango. Misha tenía una mirada seria todo el tiempo que Jin estaba explicando.
Al igual que Murakan, no parecía saber que Solderet había dejado una nota sobre la tumba de Temar.
"Jin".
"Sí, Misha".
"Esos Orbes que trajiste, son dispositivos de grabación. He oído historias sobre ellos, pero es la primera vez que los veo".
"¿Son dispositivos de grabación?"
"Sí. La imagen que viste habría sido el resultado de la activación del dispositivo de grabación. La grabación era inestable porque el dispositivo estaba dañado".
"¿Se puede arreglar?"
Preguntó Jin, y Misha respondió.
"Para mí es imposible".
"Ya veo... Ah, Misha. ¿Y si tú no puedes arreglarlo? ¿Quién crees que podría hacerlo?".
"Tal vez... Arya Owlheart. Creo que deberías conocerla".
Los ojos de Jin se abrieron de par en par.
No esperaba que Misha mencionara primero el nombre de su Maestra.
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