CAPÍTULO 319: JOSHUA CONTRAATACA (3)

"Si es una villa de Joshua... ¿Te refieres a la casa de campo secreta de la que me habló Lord Luna la otra vez?"

 

"Así es, Lord Kashimir. Es un lugar que pensaba asaltar en algún momento de todos modos".

 

Joshua tenía docenas de villas privadas.

 

Cinco de ellos podrían ser clasificados como villas secretas, o casas de seguridad.

 

-Tu viaje al Mar Negro tampoco es más que una buena noticia para mí. Qué hacían exactamente padre y los anteriores Caballeros Negros allí, y por qué el Runcandel de padre está tan obsesionado con el Mar Negro. Me gustaría que aprovecharas esta oportunidad para averiguarlo.

 

-Entiendo. Es la primera vez que mi padre lleva al Mar Negro a alguien que no sea un compañero de armas, así que te traeré noticias para tu satisfacción. Pero esta noche tendrás que beber conmigo y contarme tus aventuras que has tenido por ahí.

 

Antes de partir hacia el Mar Negro, Luna le habló a Jin de dos de las cinco villas secretas.

 

Era información que había aprendido después de que le pidiera que "averiguara sobre Joshua" durante el incidente de Tierra Santa.

 

"No estarás sugiriendo que le golpeemos ahora mismo, ¿Verdad?".

 

"Me encantaría, pero Kuzan y Julian aún no han regresado del Suroeste de Mittel".

 

Los dragones no podían unirse al asalto a la villa secreta de Joshua. Su presencia supondría un problema si alguno de sus enemigos quedaba vivo.

 

El dragón negro, el Guardián deidad de la familia, y el dragón plateado, buscado extraoficialmente por Bement, habían atacado Runcandel.

 

"Y tenemos que confundirle. Hagamos que parezca que está flojeando para conseguir dinero, y estoy deseando ver la cara que pone cuando le roben en su villa secreta mientras se queja de ello".

 

"Pero, Joven Maestro, hay muchas probabilidades de que no sólo esté flojeando. Por ahora, los capitanes de los Siete Colores se reúnen con sus contactos en Bement, pero... francamente, no quiero gastar el dinero de la familia imperial."

 

"Lo entiendo, Lord Kashimir".

 

"Por supuesto, si las cosas no mejoran, me inclinaré ante los Imperiales. El Emperador es... y si se lo pido, me dará una gran suma de dinero, sin hacer preguntas".

 

No había mayor golpe a su orgullo que inclinarse ante la familia imperial que lo había exiliado.

 

Kashimir poseía muchas de las cualidades de un buen líder, y aunque estaba dispuesto a tragarse su orgullo, no estaba dispuesto a utilizar ese último recurso.

 

No quería que Kashimir sufriera tales indignidades por su culpa.

 

"No se preocupe, Lord Kashimir, veré qué puedo hacer con el dinero. Gilly tiene razón, aún no podré vencer a Joshua con dinero, pero puedo evitar que la ciudad entre en bancarrota".

 

Kashimir puso una mano en el hombro de Jin y sonrió, conmovido y compungido.

 

"Me avergüenzo de ti, Joven Maestro. Parece que siempre le estoy presionando demasiado".

 

"No sé a qué se refiere, lord Kashimir. El problema lo causé yo en primer lugar, no lo vea así. Más bien soy yo quien debería disculparse".

 

"No, Jin Runcandel no hizo nada malo..."

 

"Estás siendo muy coquetos, ¿Saben? Sólo eres un niño, jajaja. Digamos que ambos se equivocan. Entonces, ¿Cómo vas a conseguir el dinero?"

 

"Eres un dragón, ¿No tienes ninguna riqueza oculta?"

 

"No. Con Runcandel ocupando el Castillo de las Tormentas que era mi hogar en primer lugar, ¿Qué queda de él?".

 

"Entonces deberíamos vender tu vómito y tus escamas, apuesto que se venderán como pan caliente al igual que lo hacen los perfumes y armaduras".

 

"¡Qué has dicho, cabrón!"

 

Entonces Gilly sonrío.

 

"Estoy bromeando, no puedes entrar en pánico así. Primero, necesitamos pedir dinero prestado para las necesidades inmediatas. Y empezar ese negocio que he estado posponiendo".

 

"¿Qué negocio?"

 

"El negocio que mis amigos llamados GodLine tienen preparado para mí. Necesito ponerme manos a la obra, acabo de volver de vacaciones y no puedo estar lejos del Jardín de Espadas demasiado tiempo."

 

* * *

 

Al día siguiente, Jin se encontró en Bement.

 

Una vez más, se disfrazó y creó una identidad falsa para entrar en el país. Se tiñó el pelo de gris y usó algunos cosméticos dorados para parecer el artista de un noble rico.

 

-Veo que tienes mucho trabajo que hacer para ocultar tu identidad, incluso después de convertirte en Abanderado.

 

En sus brazos sostenía una pieza de porcelana envuelta con la seda más fina.

 

-¿Seguro que quieres llevártela? Es una posesión muy preciada.

 

-Tengo un uso para ella.

 

-¿Por qué no otra cosa? Es una pieza de arte que tiene más de mil quinientos años y no tiene precio...

 

-¡Eh! Tú también eres un dragón guardián, ¿Verdad? ¿Qué se supone que hace un dragón guardián? Acaso no necesita cuidar de su contratista en vez de estar acá pasando el rato y vendiendo cosas sin sentidos, y además chico, ¿Para qué vas a usar esto? ¿Por qué no solo lo rompes delante de ella?

 

-Puedes parar, no quiero levantarme y darte una paliza, Hermanito.

 

El otro día, cuando visitaron la taberna de Misha, el Tavern.

 

Jin reconoció de inmediato que la decoración de la taberna de lujo era fuera de lo común.

 

Una taberna exclusiva, para socios, cuyo propietario es un dragón con un ojo estético que ha vivido durante más de tres mil años.

 

Algunos de los objetos del interior eran de tal antigüedad que ni los arqueólogos más reconocidos los habían visto nunca.

 

Entre ellos, Jin pidió la pieza de cerámica favorita de Misha, que fue colocada en su lugar preferido (su cama).

 

'Hubiera preferido usarla en tiempos mejores, pero es lo que es, y no está mal. Gracias, Misha'.

 

Por si acaso necesitaba encontrar eso en el mismo lugar.

 

"Está aquí, señor."

 

"No hay cambio".

 

Pagué mi pasaje y salí del carruaje, e inmediatamente me enfrenté a una ciudadela montañosa.

 

Docenas de brillantes guardianes con armaduras custodiaban el este, oeste, norte y sur, así que lo supuse inmediatamente, aquí se encontraba el hogar de la familia Hairan.

 

La Ciudad del Emperador de la Espada.

 

Un nombre arrogante pero convincente para ser considerado el mejor espadachín de todo Bement.

 

Tras contemplar la ciudad durante un rato, Jin se acercó a las puertas.

 

A diferencia de la imponente ciudadela, los guardianes de las puertas eran sorprendentemente amables y acogedores.

 

Los Hairan era una familia con una buena imagen exterior, como demostraba el carácter de Dante.

 

"¿Qué puedo hacer por usted?"

 

"Soy un artesano llamado Paul Grey Mick. He terminado una pieza de cerámica que Sir Dante encargó el otro día, y he venido a entregársela".

 

Los guardianes miraron la cerámica en manos de Jin y asintieron comprensivos, pues no era raro que Dante buscara cerámica.

 

"Pase al salón y espere, este hombre le mostrará el lugar".

 

"Debo de presentárselo al propio Sir Dante".

 

"No puedo decirle con certeza que vendrá él mismo señor; pero todo es de esperar, ya que está tan ansioso por seguir con su trabajo, así que no piense mal de él".

 

Jin casi sonrió en la parte en que el portero se refería a él como 'Señor'.

 

Sabía que Dante se acentuaba en una base sólida antes de mi regresión, pero era una sensación diferente experimentarlo en carne propia.

 

"No se preocupe, ¿Cómo podría hacer eso?", le dijo Jin al guardián, "el trabajo se completó más rápido de lo esperado, así que vine aquí sin decírselo con anticipación. Le agradezco su hospitalidad de recibirme".

 

"Entre todos los artesanos que he conocido usted es el artesano que ha tenino más sentido común y lo respeto".

 

Siguió al portero hasta el salón del castillo.

 

Soplaba una fuerte brisa en el amplio salón vacío, como si Jin fuera el único visitante de la casa de los Hairan el día de hoy.

 

Había conseguido entrar.

 

Pero dudaba que Dante reconociera el nombre "Paul Grey Mick". Si no lo hacía, tendría que tomar otro enfoque, lo que podría ser problemático.

 

Me quedé quieto, charlando con el portero, y esperé.

 

Pasaron unos 30 minutos.

 

¡Tudadada......!

 

Del pasillo que salía del salón llegó el sonido de unos pasos que corrían.

 

"¡Diablos, Ji… no! ¡Dónde está Paul Grey Mick!"

 

Dante, que por reflejo iba a llamar a Jin, se corrigió apresuradamente. En cuanto apareció, el portero saludó respetuosamente, y Jin inclinó la cabeza como si hubiera tenido una visión.

 

"Ah, hmm. Hmph, he estado esperado demasiado tiempo para ver su trabajo. Gracias por traerlo, yo me encargo de aquí en adelante, deberías de volver ahora".

 

"¡Sí, Señor!" dijo el portero.

 

En cuanto el portero se perdió de vista, Dante abrazó con fuerza a Jin.

 

"Jin, tienes una forma de aparecer por aquí sin avisar ¿Sabes?, y más aún, ¡No sé cuánto tiempo ha pasado! ¿Cómo has estado? ¡Te has hecho más fuerte en mi ausencia!".

 

Una voz que no había oído en mucho tiempo.

 

"Habla despacio, Dante. Además, parece que has crecido un poco, ¿No?".

 

"Jajaja, Sí, soy un poco más alto, lo reconoces".

 

Más alto, sí, pero Dante seguía siendo mucho más pequeño que Jin. Los músculos con los que había nacido no podían evitarlo.

 

Pero Jin se dio cuenta enseguida de lo mucho que había mejorado en el tiempo que llevaban sin verse.

 

'Te convertiste en maestro a los diecinueve años, y tu habilidad con la espada ha llegado a un punto en el que ser un genio es quedarse corto. Sigues pareciendo trabajar diez veces más que los demás'.

 

Era el pensamiento que tenía Jin de Dante.

 

Estaba impresionado.

 

Quería abrir una botella y desahogarse, pero no había venido a eso hoy.

 

"Dante, tengo que pedirte un favor."

 

"Oh, claro, dime lo que sea."

 

"Préstame algo de dinero".

 

Un amigo que te pide dinero prestado apenas unos meses después de verte por primera vez en más de un año definitivamente no es un buen amigo.

 

Pero Dante pensó que estaba bien con Jin. Podía pedirle algo más que dinero.

 

"¿Cuánto necesitas? Ah, y tengo que devolverte el dinero que me prestaste para escapar de Tierra Santa de esa vez, te voy a cobrar una barbaridad de intereses".

 

"Aproximadamente 300 millones de monedas de oro."

 

"Vale... Ahora, espera, dilo otra vez."

 

"Necesito 300 millones".

 

Dante sintió que un sudor frío le recorría la espalda por primera vez en mucho tiempo. Incluso para un pequeño agricultor de Hairan, 300 millones de monedas de oro era mucho dinero.

 

"¿Te pidió Runcandel que recuperaras la recompensa, los 300 millones, a cambio de convertirte en su Abanderado?".

 

"No. ¿Puedes conseguirlo?"

 

"Una suma de dinero de esa magnitud sólo puede gastarse con el permiso de mi abuelo, pero carezco de medios para pedírselo".

 

Jin retiró la envoltura de seda que envolvía la porcelana.

 

"¿Por qué no le dices que es por el bien de esta cerámica?".

 

Dante no era un gran conocedor de arte, pero reconoció que la cerámica de Jin no era un objeto ordinario.

 

Había visto la mejor cerámica todos los días en el estudio y el taller de su abuelo, Ron Hairan, un aficionado a la cerámica.

 

Pero ni siquiera la cerámica más fina valía 300 millones de monedas de oro. Tenía sus dudas.

 

"Me he estado preguntando quién demonios fue el que robó el corazón de mi nieto hace tantos años".

 

Una nueva voz habló desde el otro extremo del salón.

 

'Ron Hairan'.

 

El señor de la casa Hairan, el rival más antiguo del Caballero Fundador, Chiron Runcandel. Pertenecía aquella voz.

 

"No tenía ni idea de que fueras un fraude. ¿Trescientos millones de oro? ¿Me estás diciendo que has estado escuchando todo el tiempo a esa basura? Estoy decepcionado, Dante".

 

"¡Abuelo! El no es un estafador, te lo explicaré..."

 

¡Twack......!

 

Ron sacó su espada de la cintura.

 

La energía que escapó de su vaina provocó un sismo débil en el salón, seguido de una distorsión del aire.

 

"Además, tiene ese olor nauseabundo a Runcandel".

 

"¡Abuelo!"

 

"No te mataré. En lugar de eso, te quitaré un brazo, lo considerarás una lección y no volverás a acercarte a él".

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