CAPÍTULO 320: NO ES UNA COMIDA (1)

Ron Hiran era uno de los mejores Caballeros de diez estrellas del mundo, a la altura de la no-paladín Talaris Endorma.

 

Si decidía acuchillarlo, no había nada que Jin pudiera hacer al respecto.

 

Los ojos de Dante parpadearon enloquecidos cuando Ron se le acercó.

 

El primer instinto de Dante fue ponerse delante de él.

 

"Hazte a un lado".

 

"¡Abuelo, por favor, escúchame!".

 

"No quiero oírte".

 

Dante no pudo evitar recordar la promesa que le había hecho a su abuelo años atrás, después de un viaje a la Arena del Cosmos.

 

-Lo siento, abuelo. Esta vez no he ganado, y he escapado de la muerte por poco dos veces.

 

-¿Estuviste a punto de perder la vida dos veces en ese despreciable torneo...? ¿Qué pasó, falta de habilidad con la espada o un maestro cegado por el dinero y el juego?"

 

-No hubo falta de logros con la espada, pero sí falta de espíritu; y no hubo un maestro cegado por el dinero y el juego, pero conocí a dos chicos cuyos corazones me atrajeron.

 

-Eh, que digas eso me produce curiosidad, pues hay uno al que no le importan nada los sofistas que van y vienen de la familia...pero bueno, ¿Y cómo se llaman los que han conmovido el corazón de mi nieto?

 

-Abuelo, me temo que no puedo decirte sus nombres... Una vez más, me atrevo a pedirte un favor.

 

-Tú, pequeño, en cuanto llegaste, hiciste infeliz a este abuelo, pero te perdonaré. ¿Cuál es tu petición?

 

-Por favor, permíteme salvarlos, sólo una vez, bajo cualquier circunstancia.

 

En ese momento, Ron accedió a conceder la petición de Dante.

 

Durante menos de un segundo, todo tipo de cálculos pasaron por la cabeza de Dante. ¿Es correcto jugar este favor ahora?

 

Runcandel y Hairan eran rivales evidentes, lo que significaba que estaban clasificados como "enemigos" y podían atacarse en cualquier momento si tenían un motivo.

 

Así que Ron estaba queriendo quitarle el brazo a Jin. Fuera cual fuera el motivo, había invadido la ciudad natal de Hairan disfrazado.

 

'Tal vez, sólo tal vez, llegue un momento en que mi abuelo realmente quiera acabar con la vida de Jin. Sería mejor sacar a relucir esa promesa entonces, en lugar de ahora, ¡Cuando sólo está prometiendo tomar un brazo...!'

 

Mi corazón latía tan deprisa que creía oír a mi abuelo y a mi amigo en su cabeza. Tenía que elegir.

 

Guardar el favor de mi abuelo para un día que tal vez nunca llegaría, o usarla ahora para salvar a mi compañero de quedar lisiado.

 

Cerró los ojos una vez más.

 

La deliberación de Dante había terminado. No podía ver cómo le cortaban el brazo a su amigo ante sus ojos.

 

"¡Abuelo, recuerdas la promesa que me hiciste hace unos años...!"

 

Pero ya era demasiado tarde.

 

Ron ya había levantado su espada, empujando suavemente a Dante fuera del camino.

 

Dante estaba tan concentrado en contemplar la terrible situación que ni siquiera se dio cuenta de que lo habían empujado.

 

'Rashid', la querida espada de Ron y el símbolo de la Casa Hairan, estaba envuelta con aura.

 

Dante sintió que se le helaba la sangre en las venas al verlo. Por un momento, se sintió mareado y su visión se volvió negra.

 

Por reflejo, se tiró al suelo. Se lanzó contra Ron, con la esperanza de impedir que cortara a Jin.

 

Jin, por otro lado, tenía una mirada tranquila mientras se enfrentaba a Ron. No había perdido la compostura incluso después de que Ron apareciera al frente de él.

 

¡Shhhh!

 

¡No!

 

Dante estaba a punto de gritar, pero un momento después vio que la espada de su abuelo se detenía justo antes de tocar a Jin.

 

"¡Khohahaha!"

 

Ron se echó a reír de repente, agarrándose la barriga.

 

"Si que te engañe, ¿Verdad? Jajaja, cómo estaba actuando este abuelo, ¿Eh? Ver la cara de vergüenza de mi nieto por primera vez en mucho tiempo es sencillamente, adorable, y me está volviendo loco, Jajaja."

 

"Abuelo… ¿Me estás diciendo que todo esto era una broma?".

 

Ron asintió y no pudo parar de reír un rato después.

 

"Tenía mucha curiosidad, del porque parecías inquieto y con prisa por salir de esa conversación con tu abuelo".

 

Dante se dio cuenta de que le habían engañado.

 

Había sido extraño desde el principio.

 

El Ron Hairan, el único abuelo que conocía, no sería tan insensible como para hacer algo que le rompería el corazón.

 

"¿Quién demonios ha venido a visitar a mi nieto? ¿Es la princesa del último banquete? ¿O es la Dama de Henshurst, que ha estado viajando sola al Gran Castillo del Emperador de la Espada, día tras día, para obtener su favor?".

 

Los ojos de Jin se abrieron de par en par en ese momento.

 

'Dante, bastardo, me preguntaba por qué llegabas tan tarde. ¿Estabas en medio de una conversación con Lord Ron?'

 

Era algo que Runcandel nunca se habría atrevido a imaginar.

 

Estar en medio de una conversación con un lord, y que luego apareciera un amigo y se pusiera inquieto.

 

"Eso... abuelo. ¿Estás seguro de que no quieres hacer daño al amigo de tu nieto?".

 

"¿Por qué iba a hacer daño a la persona favorita de mi nieto sin una buena razón? Por supuesto, es algo desafortunado que la persona a la que has buscado con tanta prisa no sea una mujer, pero este abuelo está muy contento de haber confirmado la existencia de ese amigo tuyo del que has estado hablado a menudo..."

 

¡Zas!

 

Dante cae repentinamente al suelo.

 

La cara de Ron se puso blanca al verlo.

 

"¡Dante, nieto mío, ¿Qué pasó?, ¡Otra convulsión, o es la anemia!".

 

Nacido con un cuerpo extremadamente frágil, Dante era propenso a sufrir colapsos por anemia o convulsiones tras golpes extremos o sobreesfuerzos.

 

Últimamente, casi había desaparecido.

 

"Lo siento, abuelo. Pensé que Jin, podría haber..."

 

"Oh, no. Es mi culpa. Traigan un médico, ¡Ahora!"

 

Ante el chillido de Ron, los médicos se apresuraron y, en cuanto vieron a Dante, le administraron una pastilla con pericia y lo cargaron en una camilla.

 

"Jin... dame un minuto, y volveremos a hablar".

 

Jin asintió, y al momento siguiente, Dante estaba inconsciente.

 

"¿Está muy mal mi nieto, está gravemente enfermo?".

 

"Es sólo anemia, no se preocupe. ¡Señor!"

 

"Estoy ansioso, si algo le pasa a mi nieto, entonces…".

 

"¡No se preocupe, ¡Me encargaré de que su estado mejore rápidamente!"

 

Mientras los médicos se marchaban rápidamente con Dante, Ron los miraba irse y hacía un ruido de asco para sus adentros, preocupado por su nieto.

 

Jin y Ron eran los únicos que quedaban en el salón.

 

"Llego tarde a saludarle, Lord Ron Hairan. Soy Jin Runcandel, Decimotercer hijo de Runcandel, y Duodécimo Abanderado".

 

"Conozco tu nombre. No sabía que te gustaba disfrazarte".

 

Ron volvió a mirar lentamente a Jin. A diferencia de cuando había mirado a Dante, no había ningún atisbo de piedad en su expresión.

 

"¿Por qué estabas tan seguro de que no te cortaría?".

 

Jin sacudió suavemente la cabeza ante la pregunta de Ron.

 

"Me atrevo a decir que le parecía ante usted nada más que un peso ligero".

 

"Mi nieto se habría enfadado, pero es cierto que consideré seriamente tomar uno de tus brazos, incluso a costa de tu vida".

 

"Si es así, me merezco lo que me pase por venir a la ciudad de Hairan sin el consentimiento del patriarca".

 

"No tienes gusto para las burlas, ¿Eh? Chiron, veo un joven enemigo parecido en ti."

 

"Gracias."

 

"No es un cumplido. Tu padre fue un hombre feo en su juventud, como lo estás haciendo ahora".

 

La mirada de Ron era codiciosa mientras lo decía.

 

'Cerámica'.

 

Hablaba como si quisiera intimidar, pero no podía apartar los ojos de la Cerámica que Jin tenía en las manos.

 

"Por tu culpa, mi nieto, que es tan precioso, tan querido para mí, que si pudiera ser capaz de herirme le hubiera dejado en ves de devolverle el golpe, casi resulto herido. ¿Cómo vas a asumir la responsabilidad de esto?"

 

"Con el debido respeto, no creo que sea mi responsabilidad".

 

"Sí, no sería tu responsabilidad. Si fueras más poderoso que yo".

 

Ron río entre dientes y agarró ligeramente el hombro de Jin.

 

Al contacto con su palma, Jin casi gritó. La energía intangible y las auras que irradiaban del toque de Ron le habían destrozado algunos órganos al instante.

 

'Está intentando crear una especie de reflujo… como lo hacen los magos'

 

Jin resopló esas palabras.

 

El reflujo de aura de los guerreros era mucho más difícil de inducir artificialmente que el reflujo mágico de los magos.

 

Tanto era así que la sabiduría convencional decía que no se podía simplemente inyectar un aura mayor a un oponente para provocarle el reflujo.

 

Pero Ron lo estaba haciendo, tan despreocupadamente.

 

"¿Qué te parece, estás asumiendo alguna responsabilidad ahora?"

 

La inducción de reflujo de Ron era cada vez más fuerte. Jin se estremeció, pero no gritó, y no perdió el agarre de la cerámica cuando su agarre se aflojó.

 

"En primer lugar... no tiene anemia, no".

 

Los ojos de Ron se abrieron de par en par al oír eso.

 

No podía creer que Jin se hubiera dado cuenta del "truco" de Dante en tan poco tiempo. Era algo de lo que ni siquiera él se había dado cuenta al principio.

 

"Así que lo sabías".

 

Pero no mostró sorpresa.

 

"Siempre le he dicho que no mezcle la comida que le han dado de servir con la de otros. Nunca había respondido así a mis bromas, pero quizá sea porque ha estado saliendo contigo. Que ahora aprendido ha captar las indirectas".

 

Dijo Ron, quitando su mano del hombre de Jin.

 

Jin tomó aliento, limpiándose la sangre que manaba de su nariz y boca.

 

"Dante utilizó muy bien la cabeza. Fingió estar anémico para que yo consiguiera que Lord Ron le dictara sentencia sobre los trescientos millones de monedas de oro".

 

"Mi nieto no era un tipo muy listo, pero tú lo has echado todo a perder, ¡Eek!".

 

"¿No preferirías pagarme para que le diera de comer una buena comida?"

 

"¿Qué?"

 

"Ese lúcido Dante tuvo la audacia de intentar engañar a Lord Ron. Me temo que no será el único al que apuñalen por la espalda los intrigantes de Bement cuando llegue al poder en Hairan".

 

El descaro de Jin hizo que Ron perdiera por un momento el hilo de sus pensamientos.

 

"Además, he apretado los botones de Dante más que cualquiera de los zánganos genios de Hairan y Bement, así que parte de lo que ha conseguido se debe a mi trabajo".

 

"¿Y quieres que te paguen por ello?"

 

"Sí."

 

"Hahaha... Entonces no es una comida, sino el mal, ¿Sabes lo que significa?"

 

"Creo que significa que, no tendré nada que decir si me eliminas antes de que pueda teñir a Dante con más maldad.”

 

"Las palabras no pueden hacerlo, y sí, estoy tentado de cortarte la garganta, pero por el bien de mi nieto, te ahorraré eso. Te dejaré vivir. Es lo que mereces por teñir a Dante".

 

"No es suficiente."

 

"Así que, eso no es suficiente, ¿Eh? Cómo se atreve el Duodécimo Abanderado de Runcandel a ofrecer un trato al Señor del Castillo del Emperador de la espada. Deja también esa cerámica".

 

Añadió Ron con una sonrisa.

 

"Y entrégame el antiguo hierro milenario que se suponía que ibas a recibir como recompensa por tu reciente asesinato del Caballero Negro, si deseas vivir".

Comentarios