El Regreso del Guerrero Más Grande de Todos los Tiempos (10)
Al
frente del grupo había una escena absurda: Un goblin, no un humano.
"Date
prisa, goblin de mierda."
¡¡Wham!!
El
goblin recibió una patada brutal en la espalda mientras un joven, el heredero
de la familia del Conde, Leon Cascadia, avanzaba con paso firme.
"¿¡L-Leon,
Joven Maestro!?"
"¿Hmm?
Oh, Hanson, ha pasado un tiempo."
"Por
Dios, ¿De verdad eres tú, Joven Maestro?"
Relajando
su postura, Hanson corrió hacia él.
Cuando
se acercó, la condición del goblin quedó clara: Estaba tan golpeado que no
había una sola parte de su rostro que no estuviera hinchada.
"Bueno…
Joven Maestro, ¿Por qué está en la puerta norte…?"
"Vine
a rescatar a algunos residentes secuestrados. No hay nada inusual dentro, ¿Verdad?"
"S-Secuestrados…
no puede ser…"
Un
sorprendido Hanson se volvió para mirar a los residentes detrás de Leon.
"Por
Dios… entonces los rumores eran ciertos."
Si
los rumores ya se habían extendido lo suficiente como para llegar hasta aquí,
era solo cuestión de tiempo para que también llegaran a oídos de Melissa.
"Bueno,
estoy seguro de que la guardia de la ciudad ya ha sido comprada por Tyvel
Cascadia. No te preocupes por eso. De todos modos, pronto reformaré todo el
sistema."
"Pero…
ese goblin…"
Hanson
preguntó con cautela, dirigiendo su mirada al goblin.
Leon
asintió levemente.
"Oh,
cierto. Esta cosa es un monstruo."
Leon
mostró una leve sonrisa mientras acariciaba con suavidad la pequeña cabeza
verde del goblin.
"Bien
hecho."
Ki-iii…
El
goblin lo miró con ojos brillantes y chispeantes, como una mascota leal
observando a su entrenador.
¿Acaso
el Joven Maestro tiene un talento oculto para domesticar monstruos?
Hanson
empezó a preguntárselo.
Pero
justo cuando ese pensamiento cruzó su mente…
¡¡Smash!!
Leon,
que había estado acariciando la cabeza del goblin, le aplastó el cráneo sin
piedad con la mano.
"Si
ya terminaste tu trabajo, es hora de que te reúnas con tus amigos. No hay razón
para que sigas aquí."
Con
esas palabras, Leon pateó el cadáver del goblin a un lado con indiferencia.
"Hanson,
¿Puedo entrar?"
"S-sí,
¡Por supuesto!"
"¿Y
quiénes fueron los dos guardias de turno hace dos horas?"
"¿Hace
dos horas, dices…?"
"Senior,
son esos dos de allá."
Siguiendo
el gesto del guardia más joven, Leon giró la cabeza para ver a dos hombres que
se acercaban a la puerta, riendo y charlando.
Hanson
los reconoció como reclutas recientes con ciertos contactos, lo que les
permitía salirse con la suya acosando mujeres y extorsionando dinero.
Estaban
podridos hasta la médula.
Leon,
escuchando en silencio su conversación, asintió levemente.
"Juzgando
por sus voces, definitivamente son ellos. ¿Me prestas tu cuchillo?"
Leon
sacó la daga del cinturón de Hanson mientras hablaba.
Al
mismo tiempo, los residentes que habían seguido a Leon cerraron los ojos con
fuerza, como si ya supieran lo que estaba por suceder.
¡¡Wham!!
¡¡Thud!!
"¡¡Arghhh!!"
"¡¡Gaaah!!"
La
daga voló con precisión, perforando los hombros de los dos hombres al instante.
Leon
habló con un tono desapegado.
"Colaboraron
con traficantes de personas y ayudaron a contrabandear a nuestra gente.
Arréstenlos. Si los dejan ir, volveré personalmente y les cortaré la
cabeza."
"¡J-Joven
Maestro!"
"Recuerden
mis palabras. Incluso si ese viejo Tyvel Cascadia aparece, no los dejen
ir."
¿La
idea de que alguien pudiera salir por esta puerta sin que los guardias lo
notaran…? Imposible. Simplemente eligieron mirar hacia otro lado.
Independientemente
de sus motivos, la trata de personas era un crimen grave, no solo dentro del
territorio del Conde, sino en todo el reino.
Mientras
Melissa no podía tomar medidas, Tyvel ya había hundido sus garras profundamente
en la región.
"La
gente es demasiado blanda; por eso cosas como estas quedan impunes. Ugh, qué
desastre."
Leon
chasqueó la lengua.
Además
de lidiar con su tío, parecía que una purga completa era necesaria.
No
sabía cuánto daño causaría este proceso, pero dejar que una herida infectada
siguiera sin tratar era una decisión tonta.
******************
En
ese momento, Melissa se encontraba reunida con Vishiri Cascadia, el hijo de su
tío y enemigo, Tyvel Cascadia.
Su
resentimiento hacia Tyvel, quien ni siquiera se molestó en presentarse en
persona, solo se profundizó.
"Melissa,
no lo repetiré. Entrega toda tu autoridad a mi padre."
"No
digas tonterías. ¿Quién te crees que eres? Esta es el Condado que mi padre
protegió. ¿Con qué derecho quieres arrebatármelo?"
Melissa
apenas pudo contener su ira.
Su
aura comenzó a fluir a su alrededor, pero Vishiri Cascadia ni siquiera
pestañeó.
"Eres
joven y no entiendes cómo funciona el mundo. ¿De verdad crees que te
menospreciaríamos si le confiaras todo a mi padre? Tú y Leon son familia.
¿Crees que simplemente los abandonaríamos? ¿De verdad?"
Su
propuesta sonó conciliadora.
En
realidad, la mayor parte del poder ya le había sido arrebatado a Melissa.
Los
negocios que la apoyaban se preparaban para marcharse y más de la mitad de su
autoridad militar le había sido retirada.
El
Condado se estaba quedando sin fondos, incapaz de mantener a sus caballeros o
soldados.
La
pelea ya estaba perdida.
Tyvel
y Vishiri se abstenían de usar la fuerza, no por misericordia, sino simplemente
para evitarse problemas innecesarios.
Melissa,
que apenas era una experta de nivel principiante, y Leon, quien carecía de
talento y ni siquiera podía sostener una espada, no representaban ninguna
amenaza para Tyvel o Vishiri.
"Los
nobles del centro ya están cuestionando tus capacidades. Si esto sigue así,
toda la familia podría colapsar. ¿No lo entiendes?"
"¡Todo
esto es por su culpa! En el momento en que mi padre falleció, ustedes
sabotearon nuestros negocios, se arrastraron ante los nobles centrales y
abusaron de su autoridad. ¿Creen que tomar el poder cambiará algo? Solo
terminarán siendo sus títeres."
Las
palabras afiladas de Melissa hicieron que Vishiri se encogiera de hombros.
"Aunque
te resistas, no cambiarás la corriente. La mayoría de los residentes ya quieren
que mi padre tome el control del Condado. Deberías aprender a leer a la
gente."
"La
mayoría de los residentes, mi trasero. Solo son tus secuaces. No creas que no
lo sé."
Al
escuchar eso, Vishiri suspiró en silencio y habló.
"Bien.
Sabía que no cederías fácilmente."
Entonces,
sacó un documento de su bolsillo y se lo mostró.
"Fírmalo.
Es un documento que transfiere toda tu autoridad a mi padre."
"¿Estás
loco? ¿De verdad crees que lo firmaré?"
"Ha.
¿Por qué eres tan terca, Melissa? Ya sabes, ¿Verdad? Dónde está Leon."
Al
escuchar esas palabras, los puños de Melissa se apretaron con fuerza.
"¡Vishiri
Cascadia!"
"¿No
deberías al menos salvar a tu hermano? Si sigues siendo obstinada, solo él
sufrirá."
"…"
"Firma
mientras sigo hablando amablemente. Si lo haces, le perdonaré la vida a
Leon."
Aunque
su tono era tranquilo, este hombre había aparecido justo después de que se
supiera que Leon había sido secuestrado.
No,
lo más probable es que él fuera el cerebro detrás del secuestro de Leon.
Sin
duda alguna, estaba usando la situación de Leon para amenazarla.
"…"
"Melissa,
déjame darte un consejo como alguien mayor. Si quieres lograr tus objetivos,
debes estar preparada para hacer lo que sea necesario. No aferrarte neciamente
a todo como lo haces ahora."
"Maldito
bastardo…"
"Si
te sientes agraviada, debiste haber construido tu fuerza. Si fueras un Maestro de
la Espada como tu padre, ¿Quién se atrevería a menospreciarte? Haha."
Vishiri
curvó sus afilados ojos en una sonrisa irritante.
Luego,
colocando una mano sobre el hombro de Melissa, habló.
"Deberías
tomar la decisión correcta, ¿No crees? Tu hermano debe estar clamando por ser
salvado…"
"Bastardo…"
Lágrimas
cayeron del rostro de Melissa mientras lo fulminaba con la mirada.
Un
tío que buscaba arrebatarle el nombre y la posición de su familia en un solo
día.
Era
completamente repugnante.
Sí.
Gente
como él debió haber sido eliminada hace mucho tiempo.
Pero
su padre, con su naturaleza excesivamente amable, había dejado que esa escoria
siguiera con vida solo porque eran parientes.
Y
este era el resultado.
Si
perdía su familia y su herencia mientras el destino de su padre aún era
desconocido… ¿Qué pasaría si él regresaba solo para encontrarlo todo en ruinas?
A
pesar del resentimiento que sentía hacia su padre por permitir que las cosas
llegaran a este punto, aún no podía abandonar la tenue esperanza de que sus
padres y su hermana menor siguieran con vida.
Mientras
Melissa permanecía en silencio, haciendo un gesto hacia el sello en su dedo,
Vishiri la golpeó en la mejilla con la fuerza de un rayo.
"¡¡¡Maldita
insolente, firma de una vez!!!"
Le
gritó furioso.
"¿Acaso
tengo que despedazar a Leon justo frente a ti para que entres en razón…?"
¡¡¡BANG!!!
De
repente, las puertas de la sala de recepción se abrieron de golpe con un
estruendo ensordecedor, y la silueta de alguien que entraba se hizo visible.
"Perdón
por la interrupción, hermana. Y Vishiri Cascadia, ¿No prometí que nos veríamos
de nuevo pronto?"
Ante
la inesperada entrada, tanto Vishiri Cascadia como Melissa abrieron los ojos
con sorpresa.
"¿¡Qué
demonios haces aquí!?"
"¿¡Hermano!?
¿¡Por qué estás aquí!?"
Mi
llegada sumió la sala en un completo caos.
"Todos
me están prestando tanta atención que hasta me siento avergonzado."
"Tú…
¿Cómo…?"
Melissa
me miró con incredulidad, abriendo y cerrando la boca como si luchara por
encontrar las palabras.
Aunque
consideré dar una breve explicación de lo que había sucedido en el bosque,
había algo más urgente que tratar.
"Vishiri
Cascadia."
Lo
llamé suavemente, y su expresión se torció en una mueca de desagrado.
"¿¡No
tienes respeto por tus mayores, maldito mocoso–!?"
¡¡Thwack!!
Antes
de que pudiera terminar su frase, me moví más rápido de lo que él pudo reaccionar.
En
un solo paso, acorté la distancia y le di una patada en el estómago, haciéndolo
tambalearse hacia atrás.
"¡¿Ugh?!"
Su
rostro se contrajo de dolor e incredulidad al recibir el inesperado golpe.
"Bastardo.
¿Quién te dio permiso para golpear a mi hermana?"
Solo
yo tengo derecho a molestar o reprender a mi hermana menor.
¡Sching!
El
sonido de espadas desenvainándose llenó la sala mientras los caballeros de
Vishiri sacaban sus armas y me las apuntaban.
"¿Desenvainar
sus espadas sin el permiso del jefe de la casa? Se los dejo pasar una vez, pero
no habrá una segunda oportunidad."
Apartando
con un solo dedo la hoja que amenazaba mi cuello, me senté tranquilamente en
una silla situada entre Melissa y Vishiri Cascadia.
"¡¡Tú…
moscoso insolente!!"
"¿Podrían
bajar sus armas? Necesitamos hablar."
Con
una sonrisa burlona, Vishiri apretó los dientes con tanta fuerza que se
escuchó, pero finalmente hizo un gesto a sus caballeros.
Aunque
no guardaron sus espadas por completo, su postura amenazante disminuyó
ligeramente.
Como
era de esperarse, todo su cuerpo irradiaba una presencia opresiva, su furia
evidente tras haber sido golpeado.
Vishiri
Cascadia era un Experto de Espada de nivel medio, al igual que su padre.
Sus
caballeros también eran expertos de nivel inicial en el mismo arte.
Naturalmente,
su fuerza estaba muy por encima de la de Melissa, una chica de dieciséis años
que apenas estaba alcanzando el nivel de Experto en Espada.
Entonces,
¿Dónde estaba su protección ahora?
Era
simple.
Habían
enviado a todos a buscarme sin pensar en las consecuencias.
El
resto del personal esencial estaría protegiendo la mansión familiar.
Actualmente,
la casa sufría una escasez de personal, con tanta gente que se había marchado.
Cuando
la opresiva presencia de Vishiri comenzó a llenar la habitación, el rostro de
Melissa palideció y comenzó a tambalearse.
La
diferencia de nivel entre ellos era mínima, pero Vishiri Cascadia, con sus años
de experiencia, era un zorro astuto.
Su
aura se volvía más pesada, haciendo que Melissa temblara más y más.
Sin
embargo, su intimidación no tenía ningún efecto en mí.
La
fuerza opresiva que emanaba se disolvía antes de alcanzarme, como si fuera un
simple insecto engullido por el océano.
"Te
estás alterando demasiado por algo trivial."
"¡Maldito
arrogante–!"
Cuando
su ira alcanzó su punto máximo y se preparaba para atacar, Melissa pateó la
espada que yacía en el suelo, la atrapó en el aire y la apuntó hacia él con una
mirada feroz.
"Si
das un paso más con intenciones amenazantes, esto se convertirá en una guerra
real."
"¿¡Te
atreves a hablar de guerra, mocosa insolente!?"
"Fuiste
tú quien comenzó todo esto."
"¿¡Cómo
te atreves!? ¡¡No conoces tu lugar!!"
Mientras
Vishiri hervía de furia, Melissa se mantuvo firme, mirándolo con una
determinación inquebrantable.
Observando el tenso enfrentamiento, crucé los brazos y me recosté en la silla, entretenido con el espectáculo que se desarrollaba ante mí.
¡Sí te gusto el capítulo por favor comparte esta página para que más personas puedan ver nuestros proyectos! ¡Te lo agradecería un montón!
Comentarios
Publicar un comentario