Presagio (7)
La Alianza Murim de Hanam.
Y la Secta Shaolin.
Había pasado un invierno algo alborotado y ahora era
primavera.
Era una temporada en la que florecían muchas flores.
Era el momento en que el lago helado se derretía y la
tierra endurecida se ablandaba nuevamente.
Un cambio como este también llegó a la Secta Shaolin.
Entre el extenso bosque de árboles antiguos, el denso
aroma de las flores de ciruelo descendía suavemente.
Tap.
El molino de agua giraba y producía sonidos de
golpeteo.
Detrás del gran lago que ocupaba mucho espacio en la
Secta Shaolin…
En una pequeña cabaña, el Gran Abad de la Secta
Shaolin, el Ojo Celestial, tenía los ojos cerrados mientras observaba el lago.
La brisa de primavera pasaba.
Entonces, el Ojo Celestial, que exhaló en silencio, de
repente habló.
"Me alegra verte bien."
Su voz vieja y seca se dejó llevar por el viento hasta
llegar a la mujer que estaba detrás de él.
Su quebradizo cabello blanco ya no estaba, y su
cabello ahora era de un negro vibrante.
Su aroma de flor de ciruelo, que emanaba de su
dantian, impregnaba el ambiente.
Era la espadachina del Monte Hua, la Reina de la Espada
de la Flor de Ciruelo.
"¿Has estado bien durante este tiempo?"
"Desafortunadamente, no he podido mantenerme tan
saludable. Hehe..."
La voz seca y vieja del anciano mostraba que no le
quedaba mucho tiempo.
Cada vez que la mujer daba un paso ligero, el ambiente
se llenaba con el aroma de las flores de ciruelo.
Mientras notaba eso, el Ojo Celestial abrió
ligeramente sus ojos.
"Escuché que sufriste una desgracia, pero parece
que la soportaste bien."
"Tuve la ayuda de muchas personas."
"Sí, sí. Esa también es una de tus
bendiciones."
Arrugas se formaron en la esquina de sus ojos.
El Ojo Celestial sonrió mientras miraba a la Reina de
la Espada.
"¿La Flor de Ciruelo Celestial está bien?"
"Sigue tan saludable como siempre."
"Claro… Siempre fue así."
En la mesa frente al Ojo Celestial, ya había una taza
de té diferente a la suya.
Como si supiera que la Reina de la Espada vendría.
Después de observar los alrededores del Ojo Celestial,
la Reina de la Espada le preguntó.
"Si no me equivoco, parece que el Bastón Poderoso
no está aquí... ¿Está bien?"
El Bastón Poderoso.
Era uno de los Cien Maestros del Mundo que provenía de
Hanam y un hombre que era escolta del actual Ojo Celestial.
"Le pedí que se retirara un momento."
"¿Está bien eso?"
"Si se trata de la poderosa Reina de la Espada,
por supuesto que sí."
Después de reír suavemente, el Ojo Celestial dio un
sorbo a su té.
La Reina Espada también sació su sed, imitando su
gesto.
"No puedes verlo, pero actualmente estoy muy
sorprendido."
La mirada de la Reina de la Espada reaccionó al
escuchar al Ojo Celestial.
"Los humanos como nosotros no pueden cambiar el
destino, pero estos ojos que me fueron dado me permite ver un poco el futuro,
después de todo."
"Sí."
Le llamaban el Ojo Celestial porque podía ver cosas
que otros ni siquiera se atrevían a ver.
Tenía ojos que podían ver las calamidades que pronto
vendrían al mundo, por lo que los llamaban ojos enviados desde el cielo.
"...La razón por la que pude sentarme en la
posición de Gran Abad con este cuerpo patético mío y recibir estos lujos
inmerecidos es solo gracias a estos ojos."
"Por favor, no diga esos lujos inmerecidos. No es
así."
La Reina de la Espada negó con la cabeza después de
escuchar sus palabras.
La única razón por la cual cada parte del mundo pudo
prepararse para la Verdadera Puerta de Demonios fue únicamente gracias al
anciano frente a ella; aquel que se sentó en la posición más difícil para
observar sin cesar las calamidades venideras.
"Un día, vi y escuché muchas cosas que me
hicieron darme cuenta de una cosa."
"Por favor, continúe."
"Las cosas que veo con estos ojos míos no cambian
sin importar qué."
El futuro visto con el Ojo Celestial no podía ser
cambiado.
Para el Gran Abad, que experimentó esto durante muchos
años, era como una ley inmutable.
Si veía la apertura de la Puerta de Demonios con sus
ojos, entonces un día se abriría.
Y si alguna vez veía una calamidad con sus ojos,
entonces esa calamidad llegaría sin importar qué también.
Eso era el Ojo Celestial.
"Sin embargo, para mí, estos ojos son lo mismo
que una calamidad en algunos aspectos."
No podía detener las calamidades de ocurrir.
A pesar de saber que muchas personas morirían, el Gran
Abad no podía hacer nada al respecto, lo cual era lo que lo hacía una calamidad
para él.
Después de escuchar en silencio al Gran Abad, la Reina
de la Espada le preguntó.
"¿Hay una razón por la cual me está diciendo
esto?"
"La hay. Una razón muy importante."
La taza de té vacía ya no tenía té fluyendo en ella.
Solo fluía un viento silencioso a su alrededor.
"Cuando escuché que vendrías a visitarme, fue más
impactante que nada para mí."
"¿Puedo preguntar su razón para eso?"
Cuando la Reina de la Espada preguntó, el Gran Abad
respondió después de un momento de silencio.
"Porque tú… no deberías estar viva en esta tierra
en este momento."
"…"
La Reina de la Espada no mostró ninguna reacción ante
la respuesta del Gran Abad.
Como si ya supiera que él diría algo así.
"No estás sorprendida."
"Me lo dijo antes de que me marchara al Abismo.
Me rogó que no fuera."
La decisión de adentrarse en el Abismo que la Reina de
la Espada tomó en el pasado para encontrar respuestas a sus curiosidades.
El Gran Abad le habló a la Reina de la Espada en su
último encuentro, rogándole que no fuera.
"Lo que quiso decir con esas palabras, no me tomó
mucho tiempo aprenderlo."
El Gran Abad ya sabía lo que le sucedería a la Reina
de la Espada.
La Reina de la Espada estaba segura de ello.
"Entonces, ¿La razón por la cual se sorprendió
después de verme es por eso?"
"Vi tus últimos momentos."
La Reina de la Espada que se convirtió en una anciana
como si fuera a morir en cualquier momento, después de que su apariencia de una
hermosa mujer desapareciera.
Su aspecto de su cuerpo siendo destruido y desmoronado
sin poder soportarlo parecía tan miserable incluso a los ojos del Gran Abad.
Y su fin no estaba tan lejano.
O al menos, debería haber sido así.
"Incluso el rostro del Señor de tu clan se tornó
rojo, lo cual es raro."
"…"
"Sabes también que la Flor de Ciruelo Celestial
te valora mucho."
"Sí, siento pena por él."
¿Por qué no se lo dijo a pesar de saberlo?
El Gran Abad recordaba claramente la ira de la Flor de
Ciruelo Celestial hacia él.
El destino no cambiaba.
Lo aprendió a través de décadas de luchas constantes.
Por eso pensó que la Reina de la Espada no era
diferente.
"...Pero estás de pie frente a mí ahora mismo.
¿Cómo podría ser eso posible?"
"¿No le agrada el hecho de que esté perfectamente
bien?"
"Claro que no... Más bien, me alegra tanto que mi
corazón tiembla por ello."
Pensó que no cambiaría sin importar qué.
Por eso se le llamaba destino.
La calamidad que pronto azotaría al mundo; él sabía
que sucedería, pero al no conocer el resultado final de ella, podía seguir
trabajando arduamente.
Si el resultado de la calamidad fuera el fin del
mundo, el Abad Principal se preguntó si hubiera trabajado igual de arduo como
lo hacía ahora.
Ya conocía la respuesta.
No lo hubiera hecho.
"¿Puedo preguntar qué te ocurrió?"
Tras escuchar la pregunta del Abad Principal, la Reina
de la Espada pensó en alguien en su mente.
Era el hermano mayor de su preciosa discípula, un
muchacho de apariencia feroz que la rescató.
...Si las palabras del Abad Principal son ciertas...
Si la Reina de la Espada estaba destinada a morir por
la energía tóxica que crecía en su interior, el que cambió ese destino fue,
definitivamente, ese muchacho.
¿Cómo era posible algo así?
¿Era por ser parte del Clan Gu?
La razón por la que la Reina de la Espada había llegado
a Hanam, sin siquiera reservar su Qi, era porque...
"Y también quiero saber, tu razón para venir a
verme, por favor, cuéntamela."
"Antes, me dijiste que me debes un favor."
"Sí, fue gracias a ti que muchas vidas fueron
salvadas."
La Reina de la Espada había ido a la Verdadera Puerta
de Demonios sola, sacrificando su vida a pedido del Abad Principal, cuando
nadie más fue lo suficientemente valiente para ir.
La Reina de la Espada no pensaba que esto era algo por
lo que el Abad Principal debía sentirse en deuda.
Después de todo, el Abad Principal solo quería salvar
a otros.
Sin embargo, ella se encontraba en una situación donde
tenía que aprovechar algo que había sucedido en el pasado.
"...Entonces, me atrevo a pedirte un favor."
"Adelante."
"¿Recuerdas cuando el Ejército Celestial y el
entonces Líder de la Alianza se dirigieron al Abismo?"
"…"
El Abad Principal guardó silencio al escuchar a la
Reina de la Espada.
Después de todo, esas palabras eran como puñales
clavándose en su corazón.
Tras ver la reacción del Abad Principal, la Reina de
la Espada preguntó lentamente:
"¿Sabes lo que ocurrió en el Abismo Celestial del
Nacimiento?"
Existen cuatro
tipos de Abismos conocidos en el mundo.
El Abismo
Celestial del Nacimiento era el que menos información tenía, y también era un
lugar al que el Venerable de la Espada y el Ejército Celestial habían ido en el
pasado.
Ante la pregunta de la Reina Espada, el Abad Principal
asintió.
"Sí, lo sé."
La Reina de la Espada apretó ligeramente los labios al
escuchar la respuesta del Abad Principal. Porque había rezado para que él no lo
supiera.
"La razón por la que no te lo conté la última vez
que preguntaste fue porque no había necesidad de que cargaras con ello."
"¿Qué quieres decir...?"
"No sé qué viste cuando entraste en el Abismo.
Sin embargo, es probable que lo que viste sea diferente de lo que el Venerable de
la Espada vio."
Tras escuchar al Abad Principal, la Reina de la Espada
recordó el enorme árbol que vio en el Abismo, un árbol que cubría todo el
cielo.
Por alguna razón no tenía un recuerdo claro de él,
pero lo que vio fue definitivamente un árbol.
Un árbol gigante de color violeta podrido.
Era tan enorme que sus ramas bastaban para cubrir el
cielo; un árbol que ya había muerto, pues no tenía ni una sola hoja ni mostraba
vitalidad alguna.
Ese era el tipo de mundo que la Reina de la Espada
había visto.
Un mundo donde todo se desmoronaba y se pudría.
Era un mundo que mejor se describía como, 'El Fin del
Mundo'.
Sin embargo, él dijo que lo que el Venerable de la Espada
y el Ejército Celestial vieron algo diferente de lo que ella vio.
Si ese es el caso, ¿Qué hay de las palabras que me
dijo el Capitán...?
Gu Cheolun habló como si hubiera visto las mismas
cosas que la Reina de la Espada vio.
Sin embargo, lo que el Abad Principal decía ahora era
muy diferente.
Mientras la Reina de la Espada se perdía en sus
pensamientos,
El Abad Principal habló de nuevo.
"No puedo decirte muchas cosas."
"…"
"Y no es por mi relación ni por una promesa que
hice con el Venerable de la Espada."
¿Era por una Atadura?
(Arthur: Atadura, Grillete son lo mismo puede ir
cambiando de palabra mientras va avanzando la novela, ya que no afecta en nada.)
Pero la Reina de la Espada sintió que era algo
diferente.
"La razón por la que el Venerable de la Espada
fue al Abismo. ¿Sabes cuál fue?"
La Reina de la Espada asintió al escuchar al Abad
Principal.
La razón por la que el Venerable de la Espada fue al
Abismo fue para rescatar a su hija.
Pero muchos creían que era por una causa noble.
El Ejército Celestial que fue al Abismo casi fue
aniquilado por completo, y los que lograron salir con vida terminaron sus
propias vidas ellos mismos, salvo unos pocos.
Después de este incidente, el Venerable de la Espada
renunció a su puesto de Líder de la Alianza, y la Alianza Murim que estudiaba
el Abismo en ese momento dejó de investigarlo.
Además, el ejército clave de la Alianza, que existió
durante siglos, el Ejército Celestial, fue disuelto.
La Reina de la Espada quería aprender todo sobre este
incidente.
"Lo que te da curiosidad es lo mismo que la razón
por la que el Venerable de la Espada se dirigió al Abismo Celestial del
Nacimiento, y la razón por la cual la Alianza Murim dejó de estudiar el
Abismo..."
El Abad Principal respondió a la Reina de la Espada
con tono agotado.
"Es porque hay un Dios dentro del Abismo
Celestial del Nacimiento."
La Reina de la Espada frunció el ceño al escuchar al
Abad Principal.
"¿Qué quieres decir...?"
"Además, no solo está en el Abismo Celestial del
Nacimiento. También hay un Dios en otros Abismos."
"Abad Principal, ¿Qué está diciendo ahora
mismo?"
¿Un Dios?
¿Se refería a los seres supremos que adoraban otros
clanes taoístas?
Pero considerando que estas palabras venían del Abad
Principal del Templo Shaolin, que no adoraba a nadie, sonaban muy extrañas.
"Si te parece extraño que lo llame Dios, también
se podría llamar dueño."
"¿Dueño...? Me cuesta entenderte ahora mismo,
Abad Principal."
"Aunque no lo entiendas, no hay otra palabra que
lo describa mejor. El Dueño de un mundo... o un Dios de ese mundo. Si no es
Dios, ¿Qué otra cosa podría ser?"
El rostro del Abad Principal estaba extremadamente
oscuro al pronunciar estas palabras.
Entonces, el Abad Principal comenzó a toser mientras
cubría su boca, como si no pudiera hablar más de este tema.
¡Splat!
La sangre comenzó a filtrarse entre los delgados dedos
del Abad Principal.
"¡Abad Principal...!"
La Reina de la Espada se apresuró a sostenerlo al ver
la sangre, pero el Abad Principal levantó la mano para detenerla.
"Esto es todo lo que puedo decir."
"…"
Al ver al Abad Principal actuar como si nada después
de limpiarse la sangre, la Reina de la Espada no pudo preguntarle más.
Justo cuando escondía sus pensamientos complicados y
apretaba los labios en frustración...
"Reina de la Espada."
"Sí."
"No intentes aprender sobre esto."
"…"
"Por favor, no deseches el milagro que te fue
dado."
"¿Estás diciendo que el conocimiento que intento
obtener es tan difícil de alcanzar?"
El Abad Principal no dio respuesta alguna a la Reina de
la Espada.
Pero la Reina de la Espada conocía la respuesta por el
silencio del Abad Principal.
Bajo el silencio que descendió después, el Abad
Principal y la Reina de la Espada solo pudieron mirarse mutuamente en silencio.
****************
Pasó el tiempo.
Era un día antes de que confinaran a Gu Yangcheon.
Gu Yangcheon salió y terminó su entrenamiento como
siempre.
"...¿Qué es lo que quieres hacer?"
No pudo evitar fruncir el ceño al ver a Moyong Hi-ah
aparecer de repente tan aleatoriamente después de estar desaparecida durante
unos días.
Era comprensible que reaccionara de esa manera.
Después de todo, Moyong Hi-ah dijo algunas cosas absurdas.
"¿No me escuchaste?"
"No, estoy preguntando porque pensé que había
escuchado mal."
"Oh, ya veo."
Moyong Hi-ah asintió con la cabeza y, amablemente, le
dijo a Gu Yangcheon de nuevo.
"Por favor, pasa la noche conmigo hoy."
Las cejas de Gu Yangcheon se fruncieron al verla decir
esas palabras con una sonrisa.
Entonces, tuvo que calmarse.
No fue solo una o dos veces que las personas locas a
su alrededor le dijeron cosas absurdas.
Y como ya no era su antiguo y grosero yo, tenía que
responderle de la manera más amable posible.
Lo siento, ¿Pero qué quieres decir con eso?
"Vete a la mierda."
"…?"
"Oh."
Gu Yangcheon cubrió su boca justo después de dar su
respuesta.
"...Accidentalmente dije mis pensamientos
internos en voz alta."
Fue un error.
¡Sí te gusto el capítulo por favor comparte esta página para que más personas puedan ver nuestros proyectos! ¡Te lo agradecería un montón!
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