Capítulo 293: No Me Lo Creo (1)

No Me Lo Creo (1)

 

Era uno de los Tres Venerables Celestiales, el hombre infamemente conocido como el Venerable Deshonrado, quien había alcanzado el pináculo en el arte del combate cuerpo a cuerpo. Nació en el prestigioso Clan Bi, pero eligió el camino de un artista marcial en lugar de una vida de servidumbre al honor de su clan.

 

El Venerable Deshonrado, Bijuu.

 

Si tuviera que usar una sola palabra, me atrevería a decir que 'Locura' era la que mejor lo describía. Era un artista marcial enloquecido, obsesionado por completo con alcanzar los niveles más altos de las artes marciales.

 

Habiendo nacido como hombre, se fijó un objetivo singular para su vida: Alcanzar el reino de la Trascendencia. Con una determinación inquebrantable, forjó un camino único hacia su destino, sin mirar atrás ni una sola vez.

 

Desde el momento de su nacimiento, Bijuu fue diferente. Cuando tuvo la edad suficiente para abrir y cerrar sus puños, venció con facilidad a todos sus parientes mayores, su extraordinario talento hizo que el Señor y los Ancianos del clan creyeran que estaba destinado a revivir la gloria del clan.

 

Pero entonces…

 

No pienso hacer algo así.

 

El Venerable Deshonrado desapareció un día, dejando atrás nada más que una carta. A los quince años, dejó el clan, cortando todos los lazos.

 

En otras palabras, huyó.

 

¿Por qué huyó Bijuu de un clan noble? La razón no era nada grandiosa. Simplemente quería experimentar el mundo, buscar la iluminación y crear sus propias artes marciales.

 

Los Colmillos de la Perfección del Clan Bi, su preciada Arte Divina reservada solo para los miembros directos del clan, no le interesaban.

 

No es divertido.

 

Bijuu no encontró alegría en eso. A pesar de su estatus prestigioso, ansiaba algo más. Quería forjar su propio camino, y así comenzó su viaje.

 

Empezó con duelos.

 

Dondequiera que iba, buscaba maestros y los desafiaba a combates. Algunos se negaban; otros casi lo mataban. Sin embargo, Bijuu siguió adelante, sin inmutarse por la posibilidad de morir. Después de años de tales victorias y derrotas, había ascendido al Reino Pico.

 

¿Fue ese su punto de partida?

 

-No tiene sentido.

 

Había dejado el clan para escapar de sus artes, pero se encontraba dependiendo de ellas de todos modos. Al darse cuenta de esto, Bijuu decidió buscar un nuevo camino, uno que lo satisfaría. El joven prodigio luego pasó diez años en reclusión en una montaña desconocida, abandonando las expectativas del clan.

 

Diez años.

 

Ciertamente, era mucho tiempo, pero demasiado corto para crear un arte marcial completamente nuevo.

 

Además, Bijuu ya tenía las Artes de la Mente grabadas en su cuerpo, y aunque desarrollara un nuevo estilo, sería inútil si no armonizaba con esas artes.

 

Así que tomó una decisión drástica: borraría las Artes de la Mente que habían sido grabadas en su cuerpo.

 

Esto significaba sacrificar todo lo que había logrado hasta ahora, pero Bijuu no dudó. Le tomó un año completo borrar las Artes de la Mente sin destruir su Dantian ni dañar sus vasos sanguíneos.

 

Eso fue solo el comienzo. Para encontrar un movimiento más eficiente y crear un arte marcial que pudiera superar el anterior, emprendió un camino difícil. Pero nada pudo detener a Bijuu.

 

El movimiento que visualizaba ya existía en su mente. Para ponerlo en práctica, pasó un año borrando las Artes de la Mente del clan de su cuerpo.

 

Ahora, todo lo que tenía que hacer era moverse como él deseaba.

 

Otros podrían haber encontrado el proceso tortuoso, pero Bijuu, curiosamente, lo hacía parecer sin esfuerzo.

 

Rompió su estado mental y sus metas, ya que en las artes marciales, las metas existían solo para ser superadas.

 

Bijuu pasó incontables días y noches elaborando un camino que permitiera un movimiento eficiente y un uso óptimo del Qi. Este viaje le tomó otros diez años.

 

Crack-

 

¡Kwoaaah!

 

La enorme roca detrás de la montaña se hizo añicos, y el suelo tembló mientras Bijuu observaba.

 

-Creo que es momento de bajar ahora.

 

Sintió que era el momento de regresar a las Llanuras Centrales. Bijuu tenía poco más de treinta años en ese entonces.

 

Después de una década de aislamiento, regresó a un mundo que había cambiado drásticamente.

 

El Dragón Azul había ascendido a la posición de Señor del Clan Namgung, y los Cinco Maestros de la Espada estaban ganando renombre.

 

Cuando la Espada del Viento, un hombre de mediana edad, comenzó a hacerse un nombre, Bijuu reanudó sus desafíos.

 

Antes de nombrar sus propias artes marciales, buscó maestros en toda la tierra para enfrentarse a ellos en duelos. Se enfrentó a tres de los Cinco Maestros de la Espada e incluso cruzó caminos con el Zenith de esa época, Cheolhyun Buseon.

 

A Bijuu no le importaba si sus oponentes pertenecían a facciones ortodoxas o no ortodoxas; los enfrentaba a todos.

 

A pesar de haber creado sus propias artes marciales, continuaba sufriendo derrotas. Aún habían personas muchos más fuertes que él, pero eso no lo desanimaba.

 

Simplemente se levantaba después de cada derrota, y nunca estaba satisfecho con una victoria.

 

El  Dragón de la Espada Azul del Clan Namgung blandía una espada afilada, la Espada del Viento era poderosa, el novato del Monte Hua, la Flor de Ciruelo Celestial, era rápido, y ese gran prodigio de la Secta Kunlun empuñaba una pesada hoja.

 

Bijuu no pudo derrotar a ninguno de ellos con sus artes marciales recién creadas. Sin embargo, el tiempo pasó…

 

-No está mal.

 

Bijuu sonrió mientras yacía en el suelo, con sangre goteando de su boca.

 

No dudó. Estaba seguro de que sus artes marciales se convertirían algún día en una Arte Divina invicta.

 

Así que no estaba decepcionado.

 

Sus extremidades estaban intactas, sus ojos ilesos.

 

Tuvo suerte. Fue bastante sorprendente, ya que esperaba perderlos uno por uno en este viaje suyo.

 

-Esto realmente no está nada mal.

 

Siguió avanzando, encontrando sus defectos a través de sus derrotas. Eso es lo que eran las artes marciales: Una búsqueda interminable de mejora.

 

-Un poco más.

 

El camino se extendía, áspero y inexplorado. Fue un viaje agotador, pero…

 

-¡Esto es divertido!

 

Bijuu no encontraba nada más placentero que forjar su propio camino.

 

Bijuu se limpió la sangre de los labios y se puso de pie. Frente a él, yacían muertos tres artistas marciales, su sangre tiñendo el suelo.

 

¿Quiénes eran? Supuestamente, eran figuras conocidas dentro de las facciones no ortodoxas, pero Bijuu ni siquiera se había molestado en aprender sus nombres.

 

Después de inspeccionar sus cuerpos uno por uno, un pensamiento cruzó su mente.

 

-Tu puño... destruye... los cielos.

 

Quien había pronunciado esas palabras tenía 'Cielo' en su título. ¿Era el Monstruo del Falso Cielo? Algo así.

 

-Destruyendo el cielo, ¿Eh?

 

No era digno de un título con 'Cielo' en él, juzgando por el hecho de que Bijuu ni siquiera podía recordar su rostro. Probablemente solo era otro don nadie.

 

La palabra cielo le trajo a la mente su combate contra la Espada del Viento: Esa espada, una espada tan pura que parecía contener la luna misma, merecía mucho más ese título.

 

Ese hombre, en verdad, podía cortar el cielo.

 

Bijuu sonrió, recordando ese combate. Fue uno que persistió en su memoria, aunque casi le costó la vida.

 

-Cielo, ¿eh? No está mal.

 

Destruir los cielos, no sonaba nada mal.

 

-Está decidido. Este arte marcial se llamará, la Destrucción del Cielo.

 

El Puño que Destruye el Cielo.

 

Esto marcó el comienzo del ascenso de Bijuu como uno de los Maestros de las Llanuras Centrales. Fue un título que ganó al matar a tres de los Cuatro Emperadores y Ocho Reyes.

 

Pero a Bijuu no le importaban esos rumores insignificantes. Perfeccionar su arte marcial era mucho más importante que las tonterías que la gente murmuraba sobre él.

 

Pasó el tiempo.

 

La Espada del Viento se convirtió en el Líder de la Alianza Murim sin que Bijuu siquiera lo notara, y el Zenith de esa era, Cheolhyun Buseon, sucumbió a una enfermedad crónica.

 

El nuevo prodigio del Monte Hua ascendió para liderar su Secta, y el discípulo de la Secta Kunlun también alcanzó la misma posición.

 

Pero Bijuu seguía siendo simplemente Bijuu.

 

Estaba contento mientras lo llamaran artista marcial. Eso era suficiente para él. Solo más tarde Bijuu se dio cuenta de que se referían a él como uno de los Venerables Celestiales.

 

De nuevo, Bijuu encontró que perfeccionar sus artes marciales era lo más importante. Después de todo, era su objetivo de toda la vida.

 

Entonces, un día…


-Oh.

 

Bijuu alcanzó una iluminación durante su entrenamiento habitual.

 

-Qué problemático.

 

Se dio cuenta de que no era capaz de perfeccionar sus propias artes marciales. Aunque había mantenido su juventud gracias a sus habilidades, ahora su cuerpo envejecido y sus vasos sanguíneos deteriorados eran el problema.

 

No es que su arte marcial se hubiera debilitado —seguía siendo increíblemente poderoso—, pero el problema crucial era que ya no podía progresar.

 

Estaba solo a un paso de perfeccionarlo.

 

-¡Maldita sea!

 

Rió con amargura.

 

El nivel que había alcanzado a través de innumerables batallas había vuelto para atormentarlo.

 

-Hahahahahahahaha

 

Solo después de alcanzar la vejez reconoció el problema más grande de todos. Con un cuerpo envejecido, era imposible alcanzar el pináculo de su arte marcial, la Destrucción del Cielo.

 

A pesar de su apariencia juvenil, ya no podía alcanzar la maestría definitiva de su arte.

 

Retroceder no era una opción, incluso con medicinas milagrosas o intervenciones divinas —su cuerpo ya había envejecido demasiado.

 

En ese frío día de invierno, cuando el cielo lloraba y caía la nieve, Bijuu, como de costumbre, no dudó mucho.

 

Si la falta de tiempo y un cuerpo viejo y debilitado eran los problemas, entonces la solución era clara: Solo necesitaba retroceder el tiempo.

 

Juventud Eterna.

 

Bijuu anhelaba la Juventud Eterna.

 

Era consciente de los efectos secundarios, pero creía que si su cuerpo se debilitaba, podría simplemente expandir su recipiente.

 

No era una tarea imposible, aunque requería un esfuerzo inmenso. Con un cuerpo joven nuevamente, podría aprovechar su iluminación y experiencia para alcanzar el pináculo de su arte marcial.

 

Para Bijuu, perfeccionar su arte marcial era más importante que el honor y la fama que había ganado como el Venerable Deshonrado.

 

Así que Bijuu regresó a su clan y comenzó a prepararse para el ritual de la Juventud Eterna.

 

Aunque había dejado el clan para forjar su propio camino, estaba agradecido por el apoyo que le habían brindado, por lo que envió toda la riqueza que había logrado acumular de vuelta a ellos.

 

El Señor del clan le dio la bienvenida a su regreso; después de todo, el Venerable Deshonrado seguía siendo uno de los suyos, y su regreso les traía gran prestigio.

 

Al regresar, Bijuu vio que el sobrino de su padre era ahora el Señor. Realmente sintió el paso del tiempo.

 

El Señor del Clan Bi estaba preocupado cuando Bijuu le contó sobre su plan de someterse a la Juventud Eterna, pero Bijuu ya había tomado una decisión.

 

Esa noche, Bijuu abandonó todo lo que había construido y volvió a un cuerpo más joven...

 

-Mierdaaaaaa…

 

Sin embargo, no pudo evitar maldecir en voz alta al notar que sus vasos estaban en un estado más miserable que nunca.

 

Era mucho peor de lo que había anticipado; tan malo, de hecho, que le era imposible siquiera aprender artes marciales.

 

******************

 

Habían pasado poco más de diez años desde que Bijuu emprendió el camino de la Juventud Eterna. Había dejado atrás su antiguo nombre y ahora vivía como un pariente de sangre del Clan Bi, bajo el nombre de Bi Eejin.

 

Poco a poco, logró reconstruir su cuerpo a un nivel promedio, un logro que le había parecido imposible cuando se sometió al ritual.

 

Esta hazaña solo fue posible porque una vez había sido uno de los Venerables Celestiales, además de contar con las medicinas milagrosas almacenadas en la bóveda del Venerable Deshonrado.

 

¿Qué hago?

 

Bi Eejin yacía bajo la luz del sol, perdido en sus pensamientos. Se preguntaba cómo podría tener éxito, cómo podría dominarlo.

 

La Destrucción del Cielo.

 

Incluso él admitía que este arte marcial era casi imposible de perfeccionar. Lo comprendió claramente después de su Juventud Eterna.

 

Ahora sabía con precisión cómo debían moverse sus articulaciones, cuánta fuerza requerían sus músculos y cómo debía fluir su Qi.

 

Este Arte Divino solo podía realizarse después de dominar todas estas complejidades. Debido a que era un arte de destrucción pura, incluso el más mínimo error lo hacía inutilizable.

 

Y el cuerpo era el componente más crítico.

 

Qué lamentable.

 

Su cuerpo, devastado por el proceso de la Juventud Eterna, no podía ejecutar completamente el arte marcial que él mismo había creado. Su cuerpo simplemente no podía seguir el ritmo de su mente.

 

...¿Fui demasiado ambicioso?

 

¿Cuántos milagros harían falta para restaurar el cuerpo que una vez tuvo como Bijuu?

 

No.

 

Debe ser más que eso.

 

Después de experimentar la degradación de su cuerpo, se dio cuenta de que su arte marcial requería un recipiente casi perfecto. Exigía un cuerpo capaz de alcanzar el Reino Pico antes de los veinte años, siempre y cuando tuviera suficiente Qi.

 

…Sigh.

 

Un suspiro de resignación no pudo evitar escapar de los labios de Bi Eejin. No había entendido lo rara que era esa clase de cuerpo, incluso si exploraba todas las Llanuras Centrales.

 

¿Qué debo hacer?

 

Era imposible para él alcanzar el pináculo de su arte marcial con su cuerpo actual. Había tomado la Juventud Eterna a la ligera…

 

Si hubiera sabido que esto sucedería, habría esperado hasta reunir todas las medicinas milagrosas del mundo.

 

Entonces, ¿No puedo alcanzar el pináculo así?

 

Había creído que después de la Juventud Eterna, podría reconstruir todo desde cero. Ese siempre había sido su enfoque en la vida, así que pensó que podría hacerlo de nuevo. Pero su situación era mucho peor de lo que había anticipado. Era tan mala que incluso alcanzar su nivel anterior era una lucha.

 

Necesito encontrar una solución.

 

No podía permitirse terminar las cosas aquí. Como siempre, necesitaba buscar una solución. Ya no podía ser imprudente con su cuerpo.

 

Una solución diferente… Necesito encontrar un método distinto.

 

"¡Hermano!"

 

Uh, oh.

 

Perdido en sus pensamientos, Bi Eejin había olvidado que se suponía que estaba escondido. Rápidamente intentó ocultarse, pero ya era demasiado tarde. Alguien apareció a su lado.

 

"¿Hmm? ¡Otra vez! ¿¡Qué haces escondiéndote aquí!?"

 

"…Tsk."

 

Era nada menos que Bibi, una de las hijas de la línea directa.

 

Para todos excepto para el Señor, era conocida como la hermanita de Bi Eejin, aunque en realidad era más como una nieta para él.

 

Irónicamente, también era la razón por la que el Venerable Deshonrado no había terminado con su vida a pesar de no haber alcanzado el pináculo de sus artes marciales.

 

"En serio… ¿Por qué sigues escondiéndote de mí?"

 

"¡Hmph! Sigues molestándome de esta manera, ¿Qué más puedo hacer?"

 

"¿¡Cómo te estoy molestando…!?"

 

"Tch. En fin… ¿Qué quieres?"

 

Bi Eejin suspiró profundamente mientras preguntaba. Probablemente solo le pediría que comieran o entrenaran juntos de nuevo. Así era siempre.

 

Pero Bibi lo sorprendió al sacar un tema completamente inesperado.

 

"Hermano, ¿Escuchaste sobre el Torneo de Dragones y Fénix de este año?"

 

"…¿No?"

 

El Torneo de Dragones y Fénix, ¿Eh?

 

Qué nombre tan fastidioso.

 

De hecho, 'Bi Eejin' también tenía un título, era un gran título 'El Guerrero Dragón' o algo así. No tenía deseos de llamar la atención hasta recuperar su fuerza, pero…

 

-¡Por favor! ¡Si vienes conmigo esta vez, no te molestaré durante medio año!

 

Al final, gracias a que Bibi le rogó durante días seguidos, no tuvo más remedio que ir.

 

Bueno, solo se lo tomaría con calma, sin el problema de lidiar con la atención no deseada, pero…

 

Hah… Los niños de hoy en día son demasiado débiles…

 

Había sobreestimado a los llamados Jóvenes Prodigios.

 

La gente llamaba a esta la Generación de Meteoros o algo así, afirmando que estaba llena de los mejores talentos, pero estos Jóvenes Prodigios eran mucho, mucho más débiles que los de su era.

 

Por supuesto, había una joya entre ellos, pero incluso esa aún no estaba completamente pulida.

 

"Entonces, ¿Qué hay con eso?"

 

Bi Eejin preguntó con una expresión agria. ¿Iba a molestarlo otra vez porque no había ido al torneo este año?

 

"¡Dragón! ¡Nació un nuevo Dragón en el Torneo de Dragones y Fénix de este año!"

 

Afortunadamente, no parecía ser el caso.

 

"¿Dragón?"

 

¿Un Dragón, eh? ¿Se refería a los Cinco Dragones y los Tres Fénix o como se llamaran? Sigh… La gente seguía jugando con títulos, igual que antes.

 

"¡Así es…! ¡Le llaman el Dragón Verdadero!"

 

El Dragón Verdadero.

 

Significaba que era el Dragón Verdadero entre todos los demás. Qué título tan grandioso.

 

"¿Y? ¿Qué tiene eso que ver conmigo?"

 

No era nada nuevo que aparecieran más dragones. Después de todo, era la Alianza Murim la que otorgaba los títulos de Dragón, así que dependía completamente de sus caprichos. Había perdido toda esperanza en la Alianza Murim desde que ese anciano, el Emperador de la Espada, se fue.

 

La reacción tibia de Bi Eejin pareció enfurecer a Bibi.

 

"Eso, ueno, ¡¡Es porque el Dragón Verdadero se rumorea que es discípulo de ese hombre…!!"

 

"¿Ese hombre? ¿Quién?"

 

"Nuestro tío abuelo…"

 

"…?"

 

Bi Eejin no pudo evitar fruncir el ceño ante las palabras de Bibi. El tío abuelo de Bibi. La única persona mayor que el actual Señor del Clan Bi…

 

¿Eh? ¿Yo?

 

Era el propio Venerable Deshonrado, Bijuu.

 

"Ese es un rumor falso", respondió firmemente Bi Eejin.

 

Nunca he tomado discípulos, después de todo. En lugar de preocuparme por eso, perfeccionar mis artes marciales es más impor—

 

Espera.

 

"¡Solo escucha…! ¡El Dragón Verdadero supuestamente vino con una carta de recomendación de nuestro tío abuelo—"

 

¿Un discípulo?

 

Bibi siguió hablando, pero sus palabras ya no llegaban a Bi Eejin.

 

Discípulo… ¡Sí! ¡Un discípulo!

 

El objetivo de toda la vida de Bi Eejin era la perfección de su arte marcial. Pero si no podía lograrlo con su propio cuerpo, entonces…

 

¿No está bien que otro bastardo lo perfeccione por mí?

 

¿No cuenta aún como alcanzar mi meta si veo el pináculo de mis artes marciales a través de otra persona con suficiente talento y un cuerpo capaz?

 

"Además, ¡Dicen que podría haber alcanzado el Reino Pico, cuando ni siquiera tiene veinte años! ¿¡Cómo demonios es eso posible!?"

 

"¿Hmm? ¿Reino Pico? ¿Quién?"

 

"…? ¿El Dragón Verdadero? Espera, ¿Me estabas escuchando siquiera?"

 

Los ojos de Bi Eejin se abrieron ante las palabras de Bibi.

 

"¿Sabes el nombre de ese pequeño amigo?"

 

"¿Quién? ¿El Dragón Verdadero? Espera, ¡Responde mi pregunta!"

 

"Sí, él."

 

"¿Gu…? Sí, era algo como Gu… No recuerdo los detalles. Pero sí escuché que es el hermano menor de la Fénix de la Espada."

 

"…El hermano menor de la Fénix de la Espada."

 

La Fénix de la Espada.

 

Bi Eejin estaba familiarizado con el clan del que provenía la Fénix de la Espada. Era un lugar donde muchos monstruos escondían sus colmillos, y también era el hogar de uno de los pocos amigos que tenía.

 

¿El hijo varón de ese clan, eh?

 

Bi Eejin había oído hablar de él algunas veces. Recordaba a Gu Ryoon invitándolo al clan en varias ocasiones, mencionando cómo el chico se volvía más extraño día tras día.

 

"…Reino Pico, y un cuerpo que aún no ha alcanzado los veinte años."

 

"¿Hermano?"

 

"¡Hehe! Ya veo… ¿Es eso así?"

 

"¿Hermano? ¡¿Hola?! ¿Qué? ¿A dónde vas—? ¡Oye!"

 

Bibi gritó detrás de él, pero Bi Eejin la ignoró y continuó caminando. Este fue el momento en que el nombre Gu Yangcheon se grabó en su mente.

 

******************

 

De regreso al presente.

 

Cuando Bi Eijin finalmente conoció a Gu Yangcheon en persona, fue mucho más impresionante de lo que había anticipado.

 

Es impresionante.

 

A Bi Eejin le costaba recordar la última vez que se había reído tanto; tal vez fue cuando ese mapache de la Secta de los Mendigos se le había acercado con el encargo de Gu Yangcheon.

 

¿Compartimos la misma intención? Resultará mejor si ese es el caso.

 

"¿Qué te parece?"

 

Aquí estaba un talento que había alcanzado el Reino Pico a tan temprana edad, con un cuerpo cercano a la perfección absoluta que él había buscado durante tanto tiempo.

 

Había oído que Gu Yangcheon era un artista marcial de combate cercano, así que era muy probable que sus movimientos se hubieran entrenado precisamente de la manera que Bi Eejin deseaba.

 

Esto significaba que...

 

Este chico nació para dominar la Destrucción del Cielo.

 

Todo sobre él era perfecto.

 

Gu Yangcheon cumplía con todos los requisitos necesarios para perfeccionar el arte marcial de Bi Eejin.

 

Era tal, que Bi Eejin incluso se preguntaba si Gu Yangcheon también había pasado por el proceso de la Juventud Eterna. Era así de impresionante.

 

Además, a pesar de sus dudas persistentes, Bi Eejin se convenció en el momento en que sujetó el cuello de Gu Yangcheon. No había manera de que este joven tuviera un cuerpo tan limpio y firme sin alguna circunstancia excepcional.

 

Con esos pensamientos rondando en su mente, Bi Eejin habló: "Nuestro maestro está buscando algunos discípulos."

 

Sinceramente, sintió una punzada de vergüenza al venderse de esa forma, pero estaba bien, ya que Gu Yangcheon no tenía idea.

 

Nunca antes había sacado provecho de su título de Venerable Deshonrado, pero ahora no tenía otra opción más que usarlo—sabía cuán impactante sería.

 

No había manera de que Gu Yangcheon rechazara la oferta de aprender de un Venerable Celestial.

 

Bi Eejin se quedó absorto en sus pensamientos mientras miraba fijamente a Gu Yangcheon, esperando su inevitable aceptación.

 

Ese cuerpo y ese talento. Si el chico recibe mi guía además de eso...

 

Bi Eejin podría presenciar el pináculo de su arte marcial, la Destrucción del Cielo, finalmente perfeccionada.

 

Ahora, apúrate y responde. Entonces yo...

 

El momento en que Gu Yangcheon aceptara la oferta, se escribiría una nueva página en la historia. Sería capaz de alcanzar niveles nunca antes vistos como practicante de la Destrucción del Cielo.

 

"No me interesa."

 

"¡Humu! Bien, entonces yo—¿Qué?"

 

Una expresión de desconcierto colgaba en el rostro de Bi Eejin.

 

"¿Eh? ¿Qué dijiste?"

 

"No, no es que no me interese, solo que no lo voy a hacer."

 

"Creo que no estás completamente informado, pero como dije la última vez, mi maestro es—"

 

"Sí, ya sé, pero para reiterarlo. No lo voy a hacer."

 

Bi Eejin no se había quedado tan sin palabras desde la vez en que renació.


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