Capítulo 346: De Vuelta (6)

 

 Frase para este capítulo:


“Todavía creo que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas.”

–Mario Benedetti


De Vuelta (6)

 

Bajo la luz de la luna, una figura estaba sentada sobre una enorme roca, sirviéndose una bebida. Algunos mechones de su largo cabello se sumergieron en la copa, sin que lo notara o simplemente sin que le importara.

 

El reflejo de la luna resplandecía en la bebida. Después de verlo, la figura levantó la copa y tomó un sorbo.

 

A pesar de la simplicidad del acto, había un aire de dignidad en su postura, una silenciosa pero imponente presencia en su porte.

 

Detrás de ellos, el bosque verde estaba manchado con charcos de sangre.

 

Esparcidos por el suelo yacían los cuerpos de antiguos maestros renombrados de las Llanuras Centrales.

 

Eran guerreros que iban desde el Reino Pico hasta el Reino Fusión.

 

En cierto modo, su fuerza era suficiente para erradicar un clan noble de las Llanuras Centrales, pero quien ahora bebía tranquilamente había acabado con ellos con simples gestos de la mano.

 

Después de terminar la bebida, la figura se giró, fijando su mirada en esta dirección.

 

Cuando me encontré con esos ojos violetas, sentí como si la luna misma hubiera tomado su color.

 

[Capitán.]

 

[…Sí.]

 

Bajé la cabeza ante su llamado. Tras lanzarme una breve mirada, el Demonio Celestial sirvió otra copa.

 

Dribble.

 

El suave goteo del líquido en la copa resonó en el bosque silencioso.

 

[¿Estás decepcionado?]

 

[¿Sobre qué, si puedo preguntar?]

 

[Te pregunto si estás decepcionado porque tomé tu recompensa.]

 

[…]

 

Permanecí en silencio. Como si esperara esto, el Demonio Celestial levantó la copa y tomó otro sorbo.

 

Los cuerpos esparcidos en el suelo detrás de nosotros pertenecían a un ejército enviado por la Alianza Murim para eliminarme. A juzgar por la presencia de luchadores ajenos a la alianza, parecía que habían gastado una fortuna para reclutar artistas marciales adicionales.

 

[…Para nada. Si no hubieras sido lo suficientemente amable para ayudarme, podría haber sido peligroso para mí.]

 

El Demonio Celestial sonrió ante mi respuesta.

 

[¿Tú, en peligro? Eso es un buen chiste.]

 

El Demonio Celestial agitó su mano con ligereza, riendo.

 

¡Swoosh–!

 

Los cuerpos fueron envueltos en llamas negras y desaparecieron sin dejar rastro.

 

[La Alianza debe estar desesperada para recurrir a algo tan inútil.]

 

Los más fuertes de las Llanuras Centrales, los Tres Venerables, habían muerto, el Monte Hua había sido reducido a cenizas y el Clan Namgung había sido destruido.

 

Las que una vez fueron las potencias líderes de la Facción Ortodoxa ahora estaban siendo absorbidas por el Culto Demoníaco o completamente aniquiladas.

 

Curiosamente, en las Llanuras Centrales, los seguidores del Demonio Celestial y del Culto Demoníaco comenzaron a multiplicarse.

 

La gente había hecho su elección mientras la todopoderosa Alianza Murim se desmoronaba.

 

¿Las Llanuras Centrales aún tenían esperanza?

 

No, parecía poco probable. Al menos, eso creía yo. La esperanza para las Llanuras Centrales había desaparecido en el momento en que el Demonio Celestial apareció.

 

Tal era la naturaleza de su existencia.

 

Su mera presencia era una calamidad, como si el fin del mundo hubiera tomado forma humana.

 

Así era el Demonio Celestial.

 

Después de terminar su bebida, el Demonio Celestial miró hacia el cielo.

 

Una ligera brisa pasó, agitando su cabello.

 

[Capitán.]

 

[Sí.]

 

[Iré a Henan en una semana.]

 

[…!]

 

Oculté mi asombro al escuchar eso. El Demonio Celestial planeaba iniciar la guerra en Henan personalmente.

 

Hasta ahora había habido muchas guerras, pero esta era la primera vez que el Demonio Celestial elegía actuar por sí mismo.

 

[Pareces sorprendido.]

 

[Para nada. Es solo que…]

 

[¿Estás preocupado?]

 

[…]

 

¿Preocupado, eh?

 

Esas palabras tocaron un nervio y me mordí la lengua.

 

¿Había leído mi expresión? El Demonio Celestial continuó hablando.

 

[No parece que estés preocupado por mí.]

 

Llevó su blanca mano a la barbilla, como si estuviera entretenida, estudiándome con esos ojos violetas.

 

Incapaz de sostener su mirada, bajé la cabeza.

 

[Entonces, me pregunto por quién está preocupado nuestro Capitán.]

 

[No es así… No estoy preocupado…]

 

[Eres un pésimo mentiroso, ¿Sabes?]

 

[…]

 

[A pesar de tu edad, aún conservas un lado muy infantil, Capitán.]

 

Haha.

 

Las risas del Demonio Celestial resonaron en mis oídos.

 

[El único que ha seguido vivo después de mentirme, eres tú, Capitán. ¿Lo sabías?]

 

[…]

 

[También eres el único que puede permanecer en silencio y vivir para contarlo.]

 

[Señor…]

 

El Demonio Celestial se levantó lentamente, como si nunca hubiera tenido la intención de escuchar mi respuesta.

 

[El Demonio de la Espada pronto regresará.]

 

[El Rey Ciervo en Sichuan ya debe haber terminado sus preparativos. Se enfrentará al Emperador del Dao.]

 

A mitad de su oración, el Demonio Celestial comenzó a elevarse sobre el suelo.

 

El aura negra que lo rodeaba se asemejaba a un par de alas.

 

Sin embargo, me sorprendí. No tenía idea de lo que el Demonio Celestial acababa de revelar.

 

El Demonio de la Espada era mi subordinado, y el Rey Ciervo había sido escolta de Zhuge Hyuk, pero después de la muerte de Zhuge Hyuk, se convirtió en uno de los míos.

 

El hecho de que no estuviera al tanto de sus misiones sugería que esto había sido el plan del Demonio Celestial desde el principio.

 

¿El Demonio Celestial intentaba deshacerse de mí?

 

Mis pensamientos llegaron incluso a ese extremo.

 

Entonces, el Demonio Celestial continuó.

 

[Ahora asumiré el mando del ejército.]

 

[¡Señor…!]

 

No era algo tan extraño.

 

Los Humanos Demoníacos siempre habían pertenecido al Demonio Celestial, así que no era inusual que tomara el control, pero hasta ahora, solo había actuado de manera indirecta.

 

Zhuge Hyuk y yo teníamos el mando sobre los Humanos Demoníacos, y yo tenía la mayor parte del control sobre los ejércitos.

 

Tras la muerte de Zhuge Hyuk, la mayoría de las fuerzas quedaron bajo mi mando, con algunas divididas entre los otros Vicecapitanes.

 

Pero la decisión del Demonio Celestial de tomar el control ahora indicaba que actuaría directamente, trayendo consigo una calamidad segura para las Llanuras Centrales.

 

Las Llanuras Centrales solo habían logrado resistir porque el Demonio Celestial no había actuado directamente hasta ahora.

 

Sabía que el Demonio Celestial podía reducir las Llanuras Centrales a cenizas con facilidad.

 

Pero… ¿Por qué?

 

¿Por qué estaba el Demonio Celestial eligiendo actuar ahora? Sabía que era inevitable, pero no podía evitar preguntármelo.

 

Tal vez se debía a la muerte de los Tres Venerables y la pérdida de la mayor parte de sus fuerzas. ¿Acaso estaba esperando una victoria asegurada?

 

Ese pensamiento cruzó por mi mente, pero conociendo la naturaleza del Demonio Celestial, dudaba que esa fuera la razón.

 

Incapaz de contener mi curiosidad, finalmente pregunté.

 

[Señor…]

 

[Sí.]

 

[…¿Puedo preguntar por qué?]

 

La voluntad del Demonio Celestial era la voluntad de todos los Humanos Demoníacos.

 

Cuestionarlo era impensable, un delito que no sería perdonado.

 

Aun así, tuve que preguntar.

 

[¿Por qué, dices?]

 

El Demonio Celestial me observó desde las alturas, con diversión en su mirada.

 

Su silueta eclipsó la luna, bloqueando su luz, dejando solo sus ojos violetas brillando en la oscuridad.

 

[Así que tenías curiosidad.]

 

[Lo siento…]


El Demonio Celestial sonrió.

 

[Simplemente, ha llegado el momento.]

 

¿Ha llegado el momento?

 

La respuesta del Demonio Celestial tocó una fibra profunda dentro de mí.

 

[De ahora en adelante, todo lo que diga será una orden que deberás seguir sin cuestionar.]

 

[…Entendido.]

 

[Cuando vaya a Henan, tendrás que tomar una elección.]

 

Escuché atentamente las palabras del Demonio Celestial.

 

[Deberás elegir entre acompañarme a Henan o quedarte aquí.]

 

[…Señor. ¿A qué se refiere…?]

 

No podía entenderlo. ¿Elegir si quería ir a Henan o no?

 

El Señor y Líder de miles de Demonios iba a la guerra; naturalmente, no tenía elección, debía seguirlo.

 

[Capitán, estoy seguro de que irías a Henan incluso si te diera la opción de no hacerlo, ¿Verdad?]

 

[Por supuesto.]

 

[Sin embargo, ¿Realmente sería por mí?]

 

[…!]

 

Luché por ocultar mi sorpresa ante las palabras del Demonio Celestial.

 

[Tus ojos siguen siendo los mismos de siempre.]

 

[…Señor.]

 

[Parece que esa chica sigue en tu mente, Capitán.]

 

[En absoluto. ¿Cómo podría preocuparme por alguien así…?]

 

[No te guardaré rencor por mentirme esta vez, Capitán.]

 

[…]

 

Ya fuera intencional o no, el Demonio Celestial apartó su cabello.

 

Esto me permitió ver con claridad su rostro.

 

Esa cara familiar despertó incontables emociones, haciéndome difícil sostener su mirada.

 

[Me agradas, Capitán.]

 

[…Muchas gra–]

 

[Sin embargo, hay momentos en los que quiero cortarte el cuello. ¿Sabes cuándo?]

 

[…]

 

[Es cada vez que miras mi rostro con esa añoranza en tus ojos. Cada vez que lo haces, me dan ganas de arrancártelos.]

 

[Si lo desea, quemaré mis ojos hasta reducirlos a cenizas aquí y ahora.]

 

Hablé en serio.

 

Los labios del Demonio Celestial se curvaron en una sonrisa satisfecha ante mi respuesta.

 

[Eso sería una lástima. Me gustan bastante tus ojos, Capitán.]

 

Rustle.

 

Mientras el Demonio Celestial ascendía, el bosque a nuestro alrededor comenzó a marchitarse, pudriéndose al perder su vida.

 

Era el Qi Demoníaco que emanaba del Demonio Celestial.

 

[Cuando todo termine,]

 

[Llegará un momento en el que tendrás que tomar una decisión, Capitán.]

 

Decisión.

 

¿Un momento en el que tendría que tomar una decisión?

 

Aún no podía comprender el significado de las palabras del Demonio Celestial.

 

[Cuando llegue ese momento, tú…]

 

Las palabras del Demonio Celestial me llegaron, pero, de alguna manera, no pude recordarlas más tarde.

 

Me quedé sin ninguna claridad sobre la decisión que debía tomar.

 

Porque el Demonio Celestial fue asesinada por la Espada Celestial en la guerra.

 

Todos los Humanos Demoníacos en Henan fueron capturados por la Alianza, enfrentándose a la muerte o a la tortura.

 

Fue la derrota del Culto Demoníaco.

 

Nadie esperaba que la Facción Ortodoxa ganara.

 

Ni siquiera yo.

 

Incluso ahora, tras haber alcanzado el Reino Fusión desde mi regresión, aún no podía comprender qué quiso decir el Demonio Celestial con la decisión que debía tomar.

 

******************

 

¡Blaaaze–!

 

Atravesé el bosque, con llamas ardiendo a mi alrededor mientras empujaba mi Qi al límite, corriendo hacia mi destino.

 

No…

 

Apreté los dientes, intentando controlar mi miedo.

 

Thud, thud.

 

Mi Dantian latía, resonando con algo más allá de mí. Era la verdadera fuente de mi miedo.

 

Cada uno de mis sentidos respondía a la vibración.

 

Sentí mi Dantian temblar, extraños sonidos llenaron mis oídos, y un sabor amargo cubrió mi lengua.

 

Desde la distancia, pude ver algo, mientras mis manos temblaban.

 

Solo una presencia podía provocar tal reacción.

 

Mis instintos gritaban que el gobernante de miles de Demonios estaba allí.

 

En ese lugar, el Demonio Celestial esperaba.

 

Eso es imposible.

 

No era el momento para que el Demonio Celestial reapareciera.

 

Debía ocurrir cuando alcanzara los veinte años, lo cual aún faltaba algunos años.

 

¿La historia se ha torcido?

 

Eso era posible.

 

Mucho había cambiado desde mi regresión; podía estar sucediendo otra vez. Pero esto… No podía permitirme esto.

 

De todas las cosas, la reaparición del Demonio Celestial no podía ser ahora.

 

No estaba preparado en absoluto.

 

Más rápido.

 

Me esforcé aún más, avivando mis llamas para ir aún más rápido.

 

No me molesté en esquivar, simplemente reducía cada obstáculo a cenizas.

 

Aparté cada pensamiento, el caos en la Academia, la emboscada, todos los sucesos extraños. Solo el Demonio Celestial ocupaba mi mente.

 

Seguí corriendo.

 

¡Craaaack–!

 

Quemé los árboles, atravesando el bosque en línea recta.

 

¿Cuánto tiempo había estado corriendo?

 

Al fin, llegué al centro de aquella ominosa presencia.

 

Entonces, lo vi.

 

La destrucción se extendía ante mí, con Bi Eejin sentado en medio de los escombros, jadeando por aire.

 

¿Por qué estaba en tal estado?

 

Moví mis ojos alrededor.

 

Entonces vi a Wi Seol-Ah.

 

Estaba derramando su feroz Qi de Combate con la espada desenvainada.

 

El aura dorada que la envolvía era, sin duda, el arte marcial del Emperador de la Espada.

 

El poder en esa aura era asombroso, y la presencia de Wi Seol-Ah igualaba su intensidad.

 

Pero mi mirada se centró en otra cosa.

 

Alguien estaba de pie, enfrentando a Wi Seol-Ah.

 

En el momento en que vi la figura, sentí como si el tiempo se detuviera.

 

Solo unos segundos, tal vez.

 

En esos breves segundos, incontables pensamientos inundaron mi mente.

 

No sentí nada. Pero lo vi, claramente, con mis propios ojos.

 

Vi a la figura allí de pie. Vi su rostro.

 

Sin embargo, de alguna manera, no despertó nada en mí.

 

Entonces, la figura que enfrentaba a Wi Seol-Ah giró para mirarme.

 

Pensé que podía estar equivocado, pero no, me estaba mirando directamente.

 

Entonces, el tiempo comenzó a moverse de nuevo.

 

Me lancé hacia adelante, sujetando a Wi Seol-Ah entre mis brazos.

 

"¡Ah…!"

 

Wi Seol-Ah jadeó, sorprendida por mi acción repentina, pero la sostuve con firmeza, alejándola de la figura.

 

"Huff… Huff…"

 

Jadeando, reuní mi Qi, cubriendo a Wi Seol-Ah con mi barrera.

 

Mis pupilas se encendieron con Qi de Llama, y mi cabello comenzó a agitarse.

 

A pesar de mi irrupción repentina, la figura permaneció impasible.

 

"…¿Por qué?"

 

La confronté directamente.

 

"¿Por qué has aparecido ahora?"

 

El aura ya me lo había dicho, pero al enfrentarla ahora, estaba seguro.

 

La figura ante mí, un reflejo idéntico de Wi Seol-Ah, inclinó la cabeza.

 

Sentí que mi aliento se detenía al cruzar nuestras miradas.

 

Sentí tanto nada como todo a la vez.

 

Ocultando mi temor, pronuncié su nombre.

 

"…Demonio Celestial."

 

Al oír mis palabras, los ojos violetas del Demonio Celestial brillaron.

 

En ese instante, supe con escalofriante certeza que el Demonio Celestial había regresado a este mundo.


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