¿Quieres Jugar un Rato con tu Hermana? (1)
Después
de lidiar con aquella tormenta, cené y me dirigí al interior del carruaje de
Moyong Hi-ah.
Éramos
solo los dos adentro, y tenía mi mano en su espalda porque había pasado un
tiempo desde la última vez que le transferí calor.
Ssss–
¿Sería
porque había pasado tanto tiempo?
"…Ah."
Vi
cómo la espalda de Moyong Hi-ah se estremecía un poco.
Según
ella, es una sensación extraña.
Retiré
mi mano después de transferirle suficiente calor.
Cuando
el tratamiento terminó, Moyong Hi-ah soltó el aliento que había estado
conteniendo.
"Hah…"
Hablé
después de oírla exhalar.
"Unas
cuantas veces más bastarán."
"…Por
supuesto."
El
Qi frío que sentí dentro de Moyong Hi-ah era mucho menor que la primera vez.
A
este ritmo, parecía que estaría completamente curada en unos seis meses.
Entonces,
Moyong
Hi-ah podría volver a entrenar.
Ya
habían pasado dos años desde la última vez que entrenó en serio.
Dos
años era muchísimo tiempo para un artista marcial.
Solo
la había visto hacer entrenamiento básico de vez en cuando.
Sería
problemático si seguía postergándolo más tiempo.
Aunque
Moyong Hi-ah no parecía demasiado preocupada por eso.
En
realidad, no mostraba mucho interés en las artes marciales desde el principio,
pero yo sentía que era necesario que volviera a entrenar, ya que pertenecía a
un clan marcial. Especialmente por la calamidad que se avecinaba.
Seguí
mirando la espalda de Moyong Hi-ah y decidí preguntarle algo distinto.
"Eso
está bien… pero, ¿Puedes hablarme de tu tía?"
"Oh."
La
expresión de Moyong Hi-ah cambió un poco cuando le pregunté por la Espada de la
Ola Blanca.
"¿Por
qué está aquí como mi escolta?"
No
podía estar más sorprendido al enterarme de que de repente había venido como su
escolta.
Aparentemente
recibió una aprobación para hacerlo, pero eso no facilitaba en nada que pudiera
entender esta situación.
Cuando
le pregunté a Moyong Hi-ah al respecto, respondió con un tono ligeramente
agotado.
"No
lo sé muy bien… mi tía siempre ha sido extrañ–… No, siempre ha sido especial.
Por eso, ni siquiera mi Señor pudo hacer nada respecto a ella."
"…"
Básicamente,
significaba que todo el clan se había rendido con la Espada de la Ola Blanca.
Dios
mío…
Además,
¿"Recibió una aprobación"?
Cuando
le pregunté a la Espada de la Ola Blanca de quién recibió esa aprobación,
mencionó a Lady Mi.
¿Por
qué mencionó de repente a Lady Mi?
Ya
me había sorprendido que la Espada de la Ola Blanca y Lady Mi se conocieran,
pero era aún más extraño pensar que Lady Mi fuera quien le diera la aprobación.
No
pude evitar suspirar al pensarlo.
Escolta
mi trasero…
Ya
no estaba en un nivel en el que necesitara una escolta.
¿Qué
artista marcial en el Reino Fusión anda con escoltas?
Tendría
algo de sentido si fueran los Señores de los clanes o el Líder de la Alianza
quienes tuvieran guardias, pero ni siquiera los artistas marciales del Reino
Pico llevaban escoltas.
Y
sin embargo, aquí estaba yo con una escolta siendo del Reino Fusión.
Y
además, ¿Nada menos que la Espada de la Ola Blanca?
Simplemente
no podía entender cómo una maestra del Clan Moyong estaba aquí como mi escolta,
cuando una pariente directa del mismo clan estaba justo aquí.
Parecía
que Moyong Hi-ah notó mi expresión de conflicto, porque empezó a hablarme en un
tono cuidadoso.
"Lo
siento."
Sonreí
con ironía al escucharla disculparse.
"¿Por
qué te disculpas? No es tu culpa."
"Aun
así…"
Una
expresión rara de culpa en Moyong Hi-ah se veía bastante lin–… No, lamentable.
"…Se
volvió un poco molesto, pero está bien."
Honestamente
no estaba nada bien, pero hice lo mejor que pude para sobrellevarlo.
No
sabía qué tipo de conversación había tenido la Espada de la Ola Blanca con Lady
Mi para que esto ocurriera, pero solo tenía que pensar en ello como algo
positivo, ya que era una maestra de artes marciales reconocida siendo mi
escolta.
Aunque
realmente no lo veía como algo positivo.
Aun
así, hice lo mejor que pude por intentarlo.
Al
menos debía intentarlo.
Porque
no estaba en una situación en la que pudiera preocuparme por esto ahora mismo.
Tenía
otras cosas que atender, así que no podía gastar todo mi tiempo pensando en la Espada
de la Ola Blanca.
Miré
por la ventana del carruaje hacia la luna. Por su posición, ya era hora.
Después
de confirmar la hora, comencé a escuchar una voz en mis oídos, tal como
esperaba.
–Es
hora. Ven.
"…"
Me
levanté después de oír ese mensaje telepático del Rey Oscuro.
Moyong
Hi-ah me miró con curiosidad por mi repentino movimiento.
"¿Maestro
Gu?"
"Me
iré ahora, ya es hora de entrenar."
"Oh…
¿No puedes quedarte un poco más?"
"Lo
siento, debo darme prisa."
Dejé
a Moyong Hi-ah, quien parecía decepcionada, y me apresuré en irme.
Mi
destino era el mismo bosque donde había estado ayer.
"…Tsk."
La
misma sensación de ayer me recorrió apenas entré al bosque.
Mi
visión se oscureció y mis sentidos se desvanecieron en un instante. Era por la
habilidad del Rey Oscuro.
Bloqueaba
mi vista y entorpecía mis sentidos. ¿Sería una técnica marcial parecida a una
Formación?
Se
sentía algo similar al Cielo Rojo.
Parecía
algo parecido al Arte Secreto del Clan Gu que yo usaba, ya que ambos afectaban
el entorno del usuario.
La
diferencia entre ambos es que mientras el Cielo Rojo me ayuda, la técnica
del Rey Oscuro perjudica a su oponente.
"…Uf."
Solté
un profundo suspiro al llegar.
Pensé
constantemente en huir mientras me dirigía aquí, pero finalmente decidí
enfrentar el desafío.
Lo
haría por pura obstinación.
Me
enfurecía, pero tenía que hacerlo.
Me
preguntaba qué sentido tenía este entrenamiento si apenas me dejaba dormir.
Sabía
que el Venerable Deshonrado no me haría entrenar en vano, pero no podía evitar
sentirme molesto.
Una
persona común no duraría ni un día.
El
Rey Oscuro me hacía experimentar muertes que se sentían demasiado reales. Esto
habría destrozado la mente de una persona normal, así que no entendía por qué
el Venerable Deshonrado eligió un entrenamiento tan brutal.
Uno
podría preguntarse por qué intentaba completar esta tarea sin quejarme.
Es
porque no tengo otra opción.
Solo
me quedaba confiar en el Venerable Deshonrado por ahora. Si él vio potencial en
mí, lo único que podía hacer era darlo todo.
Solo
entonces, quizás, encontraría un poco de esperanza.
Después
de pensar eso, me quedé quieto y tomé postura adecuadamente.
Luego,
afiné mis sentidos al máximo, abrí los ojos y hablé.
"Estaré
a su cuidado otra vez."
No escuché respuesta del Rey Oscuro, pero sabía que la segunda noche de mi entrenamiento de muerte había comenzado.
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