Capítulo 439: Arrepentimiento (5)

Arrepentimiento (5)

 

El silencio cayó cuando hice contacto visual con el Emperador Demonio De La Llama Negra.

 

Sus inusuales pupilas púrpuras brillaban intensamente, y el Qi demoníaco en el aire hacía que la atmósfera se sintiera muy pesada.

 

El Emperador Demonio De La Llama Negra apartó la mirada de mí y dirigió la vista a la Espada Demoníaca.

 

"Vicecapitana."

 

"…Mhm…"

 

"Explique."

 

Este imbécil habla de forma tan grosera.

 

Fruncí el ceño sin querer al verlo, pero logré contenerme apenas.

 

No solo tenía cara de idiota, también hablaba como uno.

 

Quizás solo yo lo notaba, ya que todos los demás permanecían en silencio.

 

Fue breve, pero suficiente para entenderlo. La Espada Demoníaca me miró y respondió a las palabras del Emperador Demonio De La Llama Negra.

 

"…Recluta."

 

"¿Recluta?"

 

"Mhm… nuestro nuevo recluta…"

 

El Emperador Demonio De La Llama Negra volvió a mirarme.

 

Sus pupilas púrpuras mostraban diversión.

 

Crack.

 

Ese bastardo se levantó lentamente de su asiento.

 

El Qi demoníaco en el aire comenzó a volverse caótico de nuevo.

 

…Uh oh.

 

Supe instintivamente lo que iba a pasar.

 

Solo había una cosa que ese maldito idiota haría en una situación así.

 

"¿Recluta, eh…?"

 

El Emperador Demonio De La Llama Negra me miró desde lo alto.

 

Snap–

 

Pero desapareció en un instante.

 

Me preparé mientras tensaba mi cuerpo.

 

Perdí el rastro de su presencia, pero sabía perfectamente desde dónde aparecería el bastardo.

 

Justo frente a mi nariz.

 

Tal como esperaba, el Emperador Demonio De La Llama Negra apareció justo frente a mí.

 

"¡Ugh…!"

 

Entonces me levantó agarrándome del cuello.

 

Era obvio que esto pasaría considerando la personalidad de este hijo de puta.

 

"¿Quién te envió?"

 

"Hgh…"

 

La intención asesina en su voz golpeaba mi cuerpo repetidamente.

 

La Espada Demoníaca seguía observando como si no le importara.

 

Ugh… este maldito bastardo, lo juro…

 

¿Así se sentía escupirse en la propia cara?

 

No podía evitar maldecirlo cada vez que lo veía.

 

"Está claro que eres un Humano Demoníaco… pero tu nivel también es bastante alto."

 

Kwak.

 

"¡Ugh…!"

 

Su agarre se volvió más fuerte. Me di cuenta al poco rato.

 

Este idiota. Como pensó que yo era un genio talentoso, su orgullo se sintió herido.

 

"Te pregunté. ¿Quién te envió aquí?"

 

Empecé a sentir calor desde su mano.

 

Iba a quemarme si tardaba más en responder.

 

Mientras soportaba la presión, apenas logré hablar.

 

"La Líder… me envió… aquí…"

 

"¿Nuestra Líder?"

 

Su agarre se aflojó ligeramente cuando respondí.

 

Cuando le dije que el Demonio Celestial me había enviado, me miró ahora con una expresión curiosa.

 

Poco después, el Emperador Demonio De La Llama Negra movió su brazo y me arrojó contra una pared.

 

¡Slam–!

 

¡Craaack–!

 

"¡Urgh…!"

 

No solo rompí un pilar, también fui estrellado contra una pared cuando me lanzó.

 

Temblaba por el impacto.

 

A pesar de haberme preparado con Qi, ni siquiera pude defenderme.

 

Cuando apenas logré mantener la conciencia y entreabrí los ojos, vi al Emperador Demonio mirándome desde muy cerca.

(N/T: Su título en sí es Emperador Demonio De La Llama Negra, pero como de aquí en adelante se repite mucho y para no colocar el nombre largo decidí entrecortarlo, pero eso sí, cuando haya algunas pautas o trasfondos, le pondré su nombre completo)

 

"La Líder… te envió aquí, ¿Eh…?"

 

Tap.

 

Usó su pie para levantarme el mentón.

 

"¿Tú?"

 

Se sintió bastante humillante.

 

"…Sí… nuestra Líder… me dio la orden de unirme al Ejército de la Llama Negra y trabajar bajo las órdenes del Capitán…"

 

"Di tu nombre."

 

"…"

 

Tuve que hacer una pausa después de escuchar la pregunta del Emperador Demonio.

 

Maldición.

 

No había pensado en un nombre.

 

Un sudor frío me recorrió el rostro.

 

¿Qué le digo?

 

No tenía tiempo para pensar. Si dudaba un segundo más, me mataría.

 

Aunque fuera verdad que el Demonio Celestial me envió, este loco bastardo me mataría al instante si le parecía sospechoso.

 

Este maldito bastardo estaba demasiado perdido como para valorar una vida.

 

"Estás dudan–"

 

"Es P…Pal Jeolyub."

 

Cerré los ojos con fuerza y solté un nombre al azar.

 

Tenía que decir algo.

 

Pero mierda… ¿Qué diablos es Pal Jeolyub?

 

Me equivoqué un poco por estar apurado.

 

Originalmente iba a presentarme como Gu Jeolyub, pero cambié el apellido al darme cuenta de que no podía usar el 'Gu'.

 

Así fue como terminé diciendo Pal Jeolyub.

 

…Mierda.

 

Y fue un error claro.

 

¿El hecho de que escogiera ese nombre? No, ese no fue el error.

 

Fue la pequeña reacción que mostré en ese instante.

 

No solo eso, también mostré expresiones sospechosas y hasta dudé frente a ese bastardo.

 

No pude controlar mi expresión por estar demasiado acostumbrado a la paz en mi vida normal, así que seguramente eso le pareció sospechoso.

 

Estaba seguro porque ese bastardo era yo.

 

Crack.

 

Movió un dedo ligeramente.

 

A este ritmo, iba a morir.

 

Como el bastardo usaba sus llamas, le hablé al Emperador Demonio.

 

"Nuestro líder… me dijo que diera este mensaje por si el Capitán no me creía."

 

Detenerse.

 

El cuerpo del bastardo dejó de moverse.

 

¿Fue porque mencioné al Demonio Celestial? No me respondió, pero pude leer su expresión.

 

Sus ojos me decían que continuara.

 

Tragué saliva nerviosamente y comencé a hablar.

 

"…Te quedan dos promesas… Eso fue lo que me dijeron que te dijera…"

 

"…"

 

Rumble–

 

Maldita sea.

 

Una cantidad absurda de intención asesina comenzó a emanar del cuerpo del Emperador Demonio tras escuchar mi respuesta.

 

Para que soltara tanta intención asesina solo por una frase.

 

Por esto no podías vivir con honor, idiota.

 

Tenía un temperamento horrible. ¿Lo habrán educado bien en su casa?

 

Sin embargo, eso fue todo.

 

Sabía que el bastardo no podía atacarme.

 

El bastardo entendió que el Demonio Celestial me valoraba tras escuchar lo que dije.

 

Solo el Demonio Celestial y el Emperador Demonio sabían sobre la promesa.

 

Pero yo aparecí sabiendo eso también, así que no podía hacer nada aunque sospechara de mí.

 

Después de haber ordenado que el Culto se mantuviera en espera, el Demonio Celestial no buscó al Emperador Demonio hasta que murió la Espada Demoníaca.

 

Sin embargo, el Emperador Demonio tenía muchos motivos para visitar al Demonio Celestial, así que sabía que eso jugaría a mi favor.

 

Incluso si mi respuesta lo enfurecía, no intentaría matarme.

 

Después de un momento en silencio haciendo contacto visual con el Emperador Demonio,

 

Swish.

 

El Emperador Demonio fue el primero en apartar la vista de mí.

 

Uff.

 

Tal como lo esperaba.

 

Su intención asesina no desapareció, pero logré sobrevivir a esta situación.

 

Cough.

 

Al toser, escupí sangre.

 

Parece que sufrí daño interno por el ataque de ese bastardo.

 

Ese pedazo de mierda…

 

¿Cómo se atrevía a tratar así a otras personas?

 

Mientras seguía tosiendo sangre, el Emperador Demonio le habló a la Espada Demoníaca.

 

"Ven a mi habitación para el informe, Vicecapitana."

 

"…Está bien…"

 

Después de escuchar la respuesta de la Espada Demoníaca, el Emperador Demonio salió del cuartel general.

 

Me limpié la sangre del rostro al verlo salir.

 

Ese bastardo. Era obvio que salió porque no estaba seguro de poder controlar su enojo.

 

Ese maldito bastardo.

 

No había nada que me agradara de él.

 

Ptoo.

 

Escupí sangre y me levanté con mi cuerpo adolorido.

 

Mis huesos gritaban de dolor.

 

Crack.

 

Justo cuando estaba por curarme usando el Qi, alguien apareció frente a mí.

 

Era un hombre de cabello castaño y pupilas negras inusuales. Me resultaba familiar.

 

El Puño Silencioso.

 

Hwangbo Seon, el Puño Silencioso.

 

Pertenecía al Clan Hwangbo y estaba bajo mis órdenes.

 

Fue bastante refrescante verlo.

 

El Puño Silencioso me observó tras aparecer de repente.

 

"Sígueme."

 

Luego, comenzó a caminar tras decir esa corta frase.

 

 

Qué sensación tan extraña, ser tratado con tanta indiferencia por ese bastardo.

 

Una vez que el Emperador Demonio desapareció, los demás en la sala soltaron un largo suspiro y comenzaron a ponerse de pie.

 

Pensé en qué debía hacer, pero decidí seguir al Puño Silencioso, ya que no tenía muchas opciones.

 

No lo sabía en ese momento.

 

Pero la Espada Demoníaca me estuvo observando fijamente mientras salía del cuartel.

 

******************

 

El Puño Silencioso me llevó a un lugar con varias casas de huéspedes, y me resultaba familiar.

 

Era obvio, ya que era donde residía el Ejército de la Llama Negra.

 

 

Ejército de la Llama Negra… qué nombre tan patético.

 

Por un momento pensé que me había acostumbrado al nombre, pero eso era imposible.

 

Solo pensar en él me daba náuseas.

 

Entré en la habitación, me quité el polvo de la ropa y me cambié a un nuevo conjunto.

 

Parecía que esa sería la habitación donde me quedaría. Había algunos más en la habitación además de mí,

 

…Pero eso no importaba. Esos bastardos seguramente estarían afuera la mayor parte del tiempo de todas formas.

 

Shaa…

 

La Serpiente de Agua Roja me saludó mientras me cambiaba.

 

Sonreí con burla al ver al pequeño bastardo. Era gracioso cómo la serpiente asomó la cabeza justo después de que todos los demás se fueran.

 

Debió haberse sentido incómoda adentro.

 

La Serpiente de Agua Roja cayó a este mundo conmigo. Me di cuenta de eso cuando la Espada Demoníaca desapareció por un momento.

 

Hasta ahora, la Serpiente de Agua Roja había ocultado por completo su presencia, escondiéndose dentro de mi bolsillo.

 

¿Debería alegrarme de que viniera conmigo?

 

No me parecía algo malo, aunque fuera algo molesto.

 

Después de todo, este bastardo me salvó la vida una vez.

 

Ahora que lo pienso…

 

En este mundo deberían estar apareciendo constantemente Demonios Rojos.

 

Pero probablemente no tenga importancia aunque recolecte Piedras Demoníacas de ellos, ¿Verdad?

 

Si este mundo era falso, como sospechaba, probablemente no significaba nada.

 

Pero por si acaso, intentaré conseguir una más adelante.

 

Aunque no estaba seguro de tener tanto tiempo para hacerlo.

 

Dudo que me queden más de unos pocos meses.

 

No sabía el tiempo exacto, pero asumía que no quedaba mucho.

 

Ese bastardo ya debía haber comenzado.

 

En ese entonces yo tenía problemas de confianza, así que era probable que el Emperador Demonio estuviera buscando información para descubrir quién era yo, ese que apareció repentinamente usando el nombre del Demonio Celestial.

 

Ugh, ese maldito bastardo… ¿No podía simplemente dejarme pasar?

 

Obviamente no…

 

Ya conocía la respuesta.

 

Ese bastardo nunca dejaría pasar algo así.

 

Sigh…

 

Sin embargo, había una cosa de la que podía alegrarme.

 

El bastardo no se dio cuenta de mi verdadera identidad.

 

Para ser más específico, no notó el Arte de la Llama Destructiva dentro de mí.

 

Eso era significativo.

 

Que descubriera eso era lo que más me preocupaba, ya que sabía lo que pasaría.

 

–Soy tú.

 

–Vine aquí por esto y aquello, así que espero que me ayudes.

 

¿Qué pasaría si le dijera eso?

 

¿Para qué me hago esa pregunta? Obviamente me mataría.

 

Era evidente que ese bastardo me rompería el cuello en el acto.

 

No me creería sin importar cuántas pruebas le diera.

 

Probablemente me quemaría vivo pensando que estaba usando algún truco.

 

Ni siquiera yo sé cómo reaccionaría ese bastardo.

 

El Emperador Demonio podía haber sido yo, pero incluso yo pensaba que estaba hecho un desastre en ese momento.

 

No podía confiar en nadie.

 

Por eso tenía que ocultarlo por ahora.

 

…Haré lo posible por no usar mis llamas.

 

Era muy difícil ocultar las Artes de la Llama.

 

Llamaban tanto la atención que incluso me gané un apodo ridículo en mi vida actual.

 

Me volví a enojar al pensar en eso.

 

Reprimí mi ira y pensé en mis planes a futuro.

 

Ocultaré mi poder… pero ¿Qué debería hacer ahora?

 

Pensé en qué debería hacer, pero no se me ocurría ningún plan.

 

¿Qué quería este mundo de mí?

 

¿Cómo podía terminar esta prueba?

 

Intenté pensar en una manera,

 

Tsk.

 

Pero no logré encontrar ninguna respuesta.

 

Pero claro, de todo lo que había, tenía que terminar en este infierno…

 

¿A quién puedo culpar? Obviamente a nadie, es mi culpa por haberme obsesionado con esas Perlas Celestiales del Veneno.

 

Debí haberlo previsto, considerando lo increíbles que eran las recompensas. Si hubiera sabido que algo así iba a pasar, no habría ido tras esas Perlas Celestiales del Veneno.

 

Sigh…

 

Mientras soltaba un profundo suspiro con una expresión de lástima,

 

¿Hmm?

 

Empecé a sentir una presencia misteriosa desde lejos.

 

Cuando giré la cabeza en dirección a esa presencia para ver qué era,

 

¡Slam–!

 

La puerta se abrió de golpe.

 

¿Qué demonios…?

 

Alguien entró al edificio poco después.

 

"¡Recién llegado!"

 

¿Qué diablos–?

 

Me concentré tras escuchar una voz áspera, y no era solo una persona.

 

Al frente estaba el Humano Demoníaco que actuaba como guardia antes, y detrás de él había unos cuantos más.

 

Cada uno de esos bastardos tenía una expresión de diversión y regocijo.

 

Sus sonrisas me irritaban por alguna razón.

 

Después de asegurarse de que ya me había cambiado de ropa, el bastardo me habló con una risita.

 

"Nuestro recién llegado, quizá no lo sepas porque es tu primera vez aquí, pero tenemos un ritual de bienvenida bastante importante para los nuevos."

 

"Oh."

 

Me vino a la mente tras escuchar las palabras del guardia.

 

Había un ritual de bienvenida que todos los artistas marciales de este ejército debían pasar, el cual consistía en recibir una paliza con un garrote varias veces para evaluar su fuerza.

 

Esto se hacía para medir quién estaba por encima de quién.

 

Por la situación, parecía que eso era lo que los bastardos venían a hacer conmigo.

 

"Haha."

 

Accidentalmente solté una risa irónica por la situación.

 

¿Les molestó mi risa? El rostro del guardia se torció.

 

"¿Te estás riendo, bastardo? Parece que no sabes en qué terminarás."

 

"Claro que me estoy riendo, bastardo. ¿No te parece gracioso esto?"

 

"¿Qué? ¿Cómo te atreves, mocoso–?"

 

"Di tu nombre."

 

Interrumpí al guardia y le pregunté su nombre.

 

En respuesta, los Humanos Demoníacos, incluido el guardia, mostraron expresiones molestas.

 

"Soy Seok Do-ah. Asegúrate de recordar ese nombre."

 

¿Seok Do-ah? Fruncí el ceño al escuchar el nombre del bastardo.

 

"Nunca he oído ese nombre en mi vida. No es que lo haya olvidado, es que jamás lo escuché."

 

"¿Qué demonios estás diciendo ahora, bastar–?"

 

"Cielos, qué mundo tan jodido es este, donde incluso un bastardo como tú se atreve a verme por encima del hombro."

 

No pude evitar suspirar ante eso.

 

Estaba recibiendo ese trato de un bastardo sin nombre como él.

 

Lo miré con enojo.

 

"¿Ritual de bienvenida, eh? Bien, este maldito ritual."

 

Liberé Qi de Combate mientras daba un paso más.

 

Llené mi corazón con Qi Demoníaco. Mis pupilas se calentaron al instante.

 

Los Demonios frente a mí se estremecieron al ver mi apariencia.

 

Al ver sus reacciones, hablé con una sonrisa.

 

"Hagamos ese ritual del que tanto hablas."

 

En realidad, fue algo bueno que esto sucediera.

 

Necesitaba algo en lo que pudiera desahogar mi ira ahora mismo.


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