Capítulo 445: Un Giro Inesperado (3)

Un Giro Inesperado (3)

 

Rustle…

 

Las hojas caían de los árboles, y el viento soplaba.

 

Una dama recogió una de las hojas que habían caído al suelo.

 

A pesar de que debería tener un color hermoso en esta estación, la hoja estaba seca y muerta.

 

"…"

 

La dama frunció levemente el ceño al verla.

 

Tras observar la hoja sin vida en su mano, dirigió su mirada para buscar la causa.

 

La razón estaba justo frente a ella.

 

La tierra de Sichuan se extendía frente a sus ojos. Más allá de esa frontera, un aura oscura llenaba el bosque, haciéndolo parecer un infierno viviente, completamente desprovisto de vida.

 

Lo impactante era que solo habían pasado unos cinco años desde que ese bosque verde y lleno de vida terminó en ese estado.

 

Esa era la influencia del Qi Demoníaco.

 

Ese bosque también funcionaba como advertencia para la Facción Ortodoxa.

 

Después de que los Demonios y Humanos Demoníacos destruyeran al Clan Tang y asesinaran a la Reina del Veneno, esparcieron su Qi Demoníaco por este bosque.

 

Eso no solo simbolizaba que ahora ese territorio pertenecía al Culto Demoníaco,

 

…También era una advertencia para que la Facción Ortodoxa no cruzara esa frontera.

 

La dama lo sabía bien, por eso no pudo hacer más que morderse los labios.

 

Sus pupilas doradas, llenas de luz, miraban en una dirección.

 

Miraba a lo lejos, como si buscara a alguien o algo.

 

Por eso, la dama no notó que alguien se acercaba por detrás.

 

Rustle.

 

Al oír un sonido claro, expandió sus sentidos e intentó tomar la empuñadura de su espada,

 

Tap.

 

"…!"

 

Pero no pudo hacerlo. Otra mano le impidió moverse.

 

Después de evitar que la dama desenvainara su espada, la persona que apareció habló con una sonrisa ligera.

 

"Debes tener muchas cosas en mente, Espada Celestial."

 

Era un anciano de cabello blanco llamativo.

 

La dama calmó su Qi de Combate, sorprendida al ver al anciano.

 

Entonces, inclinó la cabeza para mostrar respeto de inmediato.

 

El anciano era de alto rango.

 

"…Saludos al Venerable Celestial."

 

El anciano no era otro que uno de los Tres Venerables:, el Venerable Celestial.

 

La dama observó la ropa que llevaba puesta.

 

"…"

 

Era de color gris.

 

El Venerable Celestial solía vestir de azul, color que simbolizaba su clan, pero desde la caída del Clan Namgung, insistía en llevar ropas oscuras como esta.

 

El último de los Namgung.

 

Ese era otro nombre por el que se le conocía al Venerable Celestial.

 

"Parecía que no notaste mi presencia en absoluto. ¿Pasa algo?"

 

La dama sonrió con amargura al escucharlo.

 

"Lo siento."

 

El Venerable Celestial acarició su barba y sonrió tras oír la respuesta de la Espada Celestial.

 

"No es algo por lo que debas disculparte. Solo me preocupaba, debería ser yo quien se disculpe por haberte sorprendido."

 

"No es nada… solo estaba distraída pensando en muchas cosas."

 

El Venerable Celestial asintió levemente tras escucharla.

 

Luego del breve saludo, la Espada Celestial le hizo una pregunta con una expresión algo cansada.

 

"¿Se unirá a esta misión?"

 

"Así es."

 

La Espada Celestial mordió levemente sus labios al oírlo.

 

Parecía que la ayuda que mencionó el Rey Mendigo no era otra que el Venerable Celestial.

 

"Escuché del Rey Mendigo que partiremos mañana. ¿Fue decisión de la Dama de la Resolución?"

 

La Dama de la Resolución era la actual estratega de la Alianza Murim.

 

"No lo sé, no lo escuché directamente, pero parece que sí."

 

El Venerable Celestial desvió la mirada al escucharla.

 

No parecía estar muy conforme con la decisión.

 

Sin embargo, no expresó ninguna queja.

 

Debido al historial de la Dama de la Resolución, le era difícil oponerse, incluso si no comprendía sus decisiones.

 

"…¿Estará bien?"

 

La Espada Celestial le preguntó al Venerable Celestial.

 

Él le dirigió una mirada extraña tras escucharla.

 

Luego, dejó escapar una leve sonrisa.

 

Sabía exactamente a qué se refería la Espada Celestial.

 

El que el Venerable Celestial se uniera a esta misión significaba que estaba ignorando la advertencia que el Demonio Celestial había hecho.

 

Por eso, sus ojos se tornaron mucho más fríos.

 

"¿Lo preguntas porque te preocupas por mí, o porque temes cómo reaccionará el Demonio Celestial?"

 

La Espada Celestial respondió rápido al escuchar sus palabras cargadas de emoción.

 

"Eso obviamente…"

 

Justo cuando iba a terminar, se detuvo al morderse los labios.

 

Quería decir que se preocupaba por el Venerable Celestial, pero se dio cuenta de que no era verdad.

 

Al aceptar esa verdad, la Espada Celestial bajó la cabeza hasta casi tocar el suelo.

 

"Perdón por mi atrevimiento…"

 

El Qi del Venerable Celestial se calmó tras oírla.

 

Luego de un breve silencio, comenzó a caminar lentamente.

 

Avanzó hacia la frontera que separaba la tierra de Sichuan del exterior.

 

Al llegar frente a ella, el Venerable Celestial habló con una voz profunda.

 

"Levanta la cabeza."

 

"…"

 

"Sé lo que te preocupa."

 

Más que enojo, su voz contenía emociones amargas.

 

"…Qué irónico. Los poderosos Tres Venerables no pueden mover ni un solo paso porque una persona hizo una advertencia."

 

"…"

 

Solo una persona.

 

A pesar de decir eso, todos sabían cuán aterradora era el Demonio Celestial.

 

–No permitiré que los Tres Venerables entren en esta tierra a partir de ahora.

 

Una sola frase suya ató los pies de los Tres Venerables.

 

El poder que demostró al hacer su aparición…

 

El hecho de que no retrocediera ni siquiera al enfrentarse contra los Tres Venerables, y que causara desastres con tan solo un gesto de la mano, fue suficiente para llenar de miedo a cualquiera.

 

El Venerable Celestial lo sabía.

 

La Facción Ortodoxa y la Alianza Murim pudieron resistir en las Llanuras Centrales solo porque el Demonio Celestial no se había movido.

 

Aunque le hiriera el orgullo, esa era la verdad.

 

La realidad no cambiaba.

 

Nadie sabía por qué el Demonio Celestial permanecía inactiva durante todos estos años, pero los artistas marciales de la Facción Ortodoxa, incluidos los Tres Venerables, sabían que la guerra terminaría si ella se lo tomaba en serio.

 

El Venerable Celestial pensó en ese ser espantoso.

 

¿Qué estás esperando?

 

No podía entenderla.

 

A pesar de tener suficiente fuerza para terminar la guerra, insistía en no hacer nada.

 

Qué frustrante era todo esto.

 

Pensó en la preocupación de la Espada Celestial.

 

Su enojo se había desatado porque sabía que no podía ganar contra el Demonio Celestial.

 

Incluso si estaba allí como apoyo, no tenía intención de pisar la tierra de Sichuan. Al menos, ese era el plan hecho por la Alianza Murim.

 

Haha.

 

Se rió para sí al pensarlo.

 

No pisar esa tierra, ¿Eh?

 

Qué irónica era esa frase.

 

No era que él eligiera no hacerlo, más bien, no podía hacerlo.

 

Aún protegiendo su orgullo incluso en una situación así, eso lo enfurecía.

 

El Venerable Celestial cerró los ojos.

 

No vio nada.

 

Sentía como si estuviera viendo su futuro.

 

Sin embargo, vio una luz muy pequeña.

 

Tan diminuta y frágil, que parecía que se rompería con solo tocarla.

 

Al verla, el Venerable Celestial abrió los ojos.

 

Entonces se dio la vuelta.

 

Justo como lo había hecho el Emperador de la Espada cuando era joven, una dama de cabello y pupilas doradas estaba allí de pie.

 

Seguía mirando hacia el bosque, como si algo aún la preocupara.

 

Parecía tener unos treinta años, y tenía un cuerpo muy frágil.

 

Su cuerpo era tan pequeño y delicado a los ojos del Venerable Celestial, pero ella era la mayor esperanza de las Llanuras Centrales.

 

"…"

 

El Venerable Celestial contuvo un suspiro que quiso escapar de su boca.

 

Que ella fuera la esperanza del mundo.

 

Que él dependiera de ella.

 

Su venganza, que se había enfriado, desaparecía. Todo eso lo hería.

 

El Venerable Celestial borró los pensamientos acumulados en su mente y comenzó a caminar.

 

"…Volvamos."

 

"Sí."

 

Tras oír al Venerable Celestial, la Espada Celestial lo siguió.

 

******************

 

Las palabras del Puño Silencioso sacudieron el cuartel.

 

Las fuerzas de la Alianza Murim comenzaron a reunirse en una aldea justo a las afueras de Sichuan.

 

Esto tenía un gran significado.

 

El Emperador Demonio preguntó al Puño Silencioso con interés en sus ojos.

 

"¿Es eso cierto?"

 

"Sí, Capitán."

 

Su mirada se desvió tras oír la firme respuesta del Puño Silencioso.

 

Parecía lleno de preguntas.

 

Yo también reaccioné igual.

 

¿Qué está pasando de repente?

 

La Alianza Murim comenzó a reunir fuerzas de repente.

 

Al menos, no tenía recuerdo alguno de que esto ocurriera.

 

Además…

 

Las palabras del Puño Silencioso resonaban en mi mente.

 

–La Espada Celestial también está allí.

 

…¿Cómo es posible?

 

La Espada Celestial.

 

Wi Seol-Ah no debería estar en Sichuan en este momento.

 

Su deber era cazar Humanos Demoníacos fuera de Sichuan, y no debía estar allí ya que era un área tomada por el Demonio Celestial.

 

No entiendo nada.

 

La Alianza Murim seguramente sabía más que yo.

 

No podían darse el lujo de enviarla a una guerra tan temerariamente.

 

Ella era la última esperanza en esta situación.

 

Perderla significaría su derrota en la guerra.

 

¿Y aun así la están poniendo en esta situación?

 

¿Desplegar a la Espada Celestial sin siquiera tener planes concretos?

 

El solo pensarlo ya me daba dolor de cabeza.

 

Al menos, creía que ella no aparecería en la batalla que se avecinaba en Sichuan.

 

Sin embargo, no solo la Alianza Murim empezó a reunir fuerzas, sino que además sucedió esto.

 

¿En qué momento todo comenzó a torcerse?

 

¿Cuándo empezó a cambiar la historia de este mundo?

 

Si tuviera que buscar una razón…

 

¿Quizás fue por mi aparición?

 

Esa era la única respuesta obvia, pero aún así no lo comprendía.

 

¿Era realmente posible que las cosas cambiaran tanto solo por mi presencia?

 

Entendía que la historia podía cambiar con acciones pequeñas, pero esto era demasiado absurdo.

 

Esto se siente como si…

 

Alguien hubiera notado que caí a este mundo.

 

Casi parecía que alguien estaba forzando los eventos a cambiar al darse cuenta de mi presencia aquí.

 

Apreté el puño, frunciendo el ceño.

 

Fuera cual fuera la respuesta, la Espada Celestial no podía aparecer en el próximo evento.

 

Ella era la última esperanza para este mundo.

 

Sigh…

 

Pensé en esa dama de figura pequeña.

 

Qué carga tan horrible tenía que llevar.

 

Nadie más era capaz de cargar con ese peso, por eso se le forzó a hacerlo.

 

…Mierda.

 

El solo pensarlo me hacía querer maldecir en voz alta.

 

El supuesto cielo de las Llanuras Centrales eran los Tres Venerables.

 

Los Cuatro Clanes Nobles eran los pilares de la Facción Ortodoxa.

 

La Alianza de las Diez Sectas creció protegiendo sus regiones.

 

Todos estos grupos existían, pero, ¿Cómo fue que solo una dama se convirtió en su esperanza?

 

Además, apreté los dientes al pensar en por qué no debía aparecer en la situación actual.

 

Era comprensible del por qué reaccionaba así.

 

Había una razón por la que la Espada Celestial se convirtió en la esperanza de las Llanuras Centrales.

 

…Destrucción de los Demonios.

 

El poder que ella poseía estaba especializado en luchar contra los Humanos Demoníacos.


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